Burlington, VT— Jerry Greenfield, cofundador de Ben & Jerry’s, ha renunciado tras casi cinco décadas en la compañía, afirmando que ya no puede permanecer mientras la empresa matriz Unilever limite la capacidad de la heladera para pronunciarse sobre temas sociales.
En una carta de renuncia compartida por su socio de toda la vida, Ben Cohen, Greenfield acusó a Unilever de socavar la independencia de la marca —una autonomía que quedó explícitamente establecida en el acuerdo de fusión del año 2000, cuando la empresa de helados con conciencia social fue vendida al gigante multinacional.
“Durante más de 20 años bajo su propiedad, Ben & Jerry’s se mantuvo firme y alzó la voz en apoyo a la paz, la justicia y los derechos humanos”, escribió Greenfield. “Esa independencia… se ha perdido”.
Crecen las tensiones
La ruptura se ha venido gestando durante años. En 2021, Ben & Jerry’s anunció que dejaría de vender productos en los asentamientos israelíes en Cisjordania, lo que desató reacciones internacionales. La medida se convirtió en un punto álgido de conflicto con Unilever, que posteriormente buscó limitar la capacidad de la marca para pronunciarse en debates políticos y de derechos humanos.
A principios de este año, Greenfield y Cohen propusieron que Ben & Jerry’s se separara de Unilever para recuperar su independencia. Esa propuesta fue supuestamente rechazada, lo que preparó el terreno para la decisión de Greenfield de abandonar la empresa.
La respuesta de Unilever
La división de helados de Unilever, que también gestiona Magnum, dijo que no estaba de acuerdo con la versión de Greenfield, pero subrayó que sigue comprometida con los valores fundacionales de la compañía. Un portavoz afirmó que la marca continuaría “colaborando con ambos cofundadores y manteniendo el legado de liderazgo basado en valores de Ben & Jerry’s”.
¿Qué sigue para la marca?
La renuncia de Greenfield plantea interrogantes más amplios sobre si las marcas impulsadas por una misión pueden mantener voces activistas bajo el paraguas de corporaciones multinacionales. Aunque Ben & Jerry’s continúa presentándose como defensora de la justicia social, los críticos temen que la pérdida de uno de sus fundadores pueda debilitar su credibilidad en ese terreno.
Por ahora, la empresa enfrenta el reto de equilibrar la cautela de su matriz con el activismo abierto que siempre ha definido su identidad, una tensión que podría marcar no solo el futuro de Ben & Jerry’s, sino también convertirse en un caso de prueba para otros negocios con conciencia social que intentan sobrevivir dentro de conglomerados globales.

