Si ustedes creen que la condecoración más importante de México a un extranjero que le acaba de dar el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador al dictador cubano Miguel Díaz-Canel fue algo bochornoso, deberían haber escuchado lo que dijo el mandatario mexicano en la ceremonia. Fue tan ridículo, que resultó casi gracioso.
En la ceremonia del 10 de febrero en la ciudad de Campeche, en el sur de México, López Obrador otorgó la “Orden del Águila Azteca” al gobernante cubano, y afirmó que la isla, que tiene cientos de presos políticos, tiene un “gobierno profundamente humano”.
Y eso no fue todo. Más adelante, en su discurso, López Obrador hizo la extraña afirmación de que la dictadura cubana tiene “el respaldo de un pueblo indomable”.
¿En serio? Cuba no ha permitido elecciones libres en 64 años. No sólo eso, sino que no permite partidos de oposición ni medios independientes.
López Obrador también dijo que México “va a encabezar un movimiento más activo” de países para apoyar a Cuba y exigir que Washington levante sus sanciones comerciales a la isla. Los dos presidentes también hablaron de renovar el acuerdo por el cual Cuba envía misiones médicas a México.
Se estima que hay 610 médicos cubanos en México bajo un acuerdo bilateral que los activistas de derechos humanos describen como una forma de esclavitud moderna. Bajo el acuerdo, México paga al gobierno cubano, y el régimen cubano le paga a los médicos una pequeña fracción de los sueldos que recibe por cada miembro de la misión.
La luna de miel de López Obrador con la dictadura cubana no es nada nuevo. Los dos presidentes ya han tenido cinco reuniones oficiales tanto en México como en Cuba.
Pero la afirmación del presidente mexicano de que Cuba tiene un gobierno “humano” difícilmente podría ser más inoportuna. Díaz-Canel tiene el mayor número de presos políticos en la historia reciente de Cuba, y hace apenas unas semanas aprobó algunas de las leyes contra la libertad de expresión más represivas del mundo.
Cuba tenía 1.034 presos políticos en noviembre, más que cualquier otro país latinoamericano, según el grupo de derechos humanos Prisoners Defenders.
Tras las protestas masivas contra el gobierno en 2021, las más grandes en varias décadas, el régimen cubano condenó a unos 700 manifestantes a hasta 30 años de prisión.
En diciembre, el régimen cubano promulgó un nuevo código penal que impuso castigos aún más severos a los periodistas independientes, activistas de derechos humanos, manifestantes pacíficos, y quienes escriben en las redes sociales. Las nuevas leyes aumentan las penas de prisión por “desorden público”, “resistencia” e “insultos a los símbolos patrios”.
Algunos activistas de derechos humanos cubanos temen que durante su reciente visita a Washington, López Obrador haya pedido al presidente Biden que relaje unilateralmente las sanciones de Estados Unidos contra Cuba.
Biden fue captado por una cámara durante su visita al Congreso para su discurso sobre el Estado de la Unión diciéndole al senador cubano americano Bob Menéndez (R-NJ): “Bob, tengo que hablar contigo sobre Cuba”.
El comentario de Biden está alimentando la especulación de que el gobierno de Estados Unidos podría extenderle un ramo de olivo a Cuba, como parte de un acuerdo con López Obrador en virtud del cual el presidente mexicano aceptaría más deportados estadounidenses.
El partido demócrata de Biden necesita frenar el flujo de inmigrantes indocumentados para ganar las elecciones de 2024, y sólo puede hacerlo con la ayuda de México. Al mismo tiempo, los demócratas parecen haber perdido la esperanza de ganar Florida en las próximas elecciones, en parte porque el voto cubano americano se ha desplazado hacia los republicanos.
Ojalá Biden, que a diferencia del expresidente Trump ha prometido hacer de la defensa de la democracia un pilar de su política exterior, no le lance un salvavidas al régimen cubano a cambio de nada. Los anteriores gestos unilaterales de Estados Unidos hacia Cuba durante el gobierno de Obama, que muchos de nosotros apoyamos en ese momento, no fueron correspondidos con ninguna apertura política en la isla.
Biden debería tener cuidado de no premiar la represión de Cuba. Eso es lo que hizo López Obrador, y por lo que el presidente mexicano pasará a la historia como un cómplice de uno de los dictadores más cavernarios y crueles del mundo.
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