Faltando menos de tres meses para las elecciones del 2 de junio en México, el presidente populista Andrés Manuel López Obrador afirmó recientemente que “la gente está feliz, feliz, feliz” en su país. ¿En serio? Yo tengo serias dudas.
A juzgar por la cantidad de mexicanos que están intentando huir de su país y cruzar la frontera hacia Estados Unidos, pareciera que México dista mucho de ser un paraíso.
El número de mexicanos que cruzan la frontera sin documentos de inmigración ha aumentado significativamente en los últimos cuatro años, después de casi una década de haber bajado gradualmente, según datos oficiales de Estados Unidos.
Esa es una preocupación clave para muchos estadounidenses, según muestran las encuestas. La ola de indocumentados de México, Venezuela, Cuba y otros países se ha convertido en la principal preocupación de los votantes en la campaña para las elecciones de noviembre en Estados Unidos, en parte por las falsas afirmaciones del expresidente Donald Trump de que los indocumentados estarían causando un aumento de los homicidios en Estados Unidos.
En una conferencia de prensa del 4 de marzo, López Obrador citó un informe del 29 de enero del instituto nacional de estadísticas INEGI para afirmar que los mexicanos son más felices que nunca desde que la agencia mexicana comenzó a medir la satisfacción con la vida en 2015.
Sin embargo, mediciones internacionales como el Reporte Mundial de la felicidad señalan que los mexicanos son igual o menos felices que cuando López Obrador asumió el poder en 2018.
Según el ranking del Reporte Mundial de la Felicidad de 2023, México ocupó el lugar 36 entre 137 países, por debajo del puesto 24 que había ocupado en el 2018.
El índice anual se basa en gran medida en una encuesta de Gallup en la que se pregunta a personas de todo el mundo qué tan satisfechos están con sus vidas en una escala de 0 a 10. La respuesta promedio en México el año pasado fue 6.3.
El número de detenciones de mexicanos en la frontera por parte de la patrulla fronteriza estadounidense en 2023 se ha más que duplicado desde 2018, cuando López Obrador asumió el cargo, según datos compilados por el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos.
En diciembre, los guardias fronterizos estadounidenses arrestaron a 56,236 mexicanos que intentaban cruzar la frontera, junto con 46,937 venezolanos, según cifras de la patrulla fronteriza de Estados Unidos.
Además, se ha reportado un aumento de la extorsión y de las actividades del crimen organizado en México, así como un crecimiento económico mediocre en años recientes. Todo eso hace difícil creer que los mexicanos sean tan felices como dice su presidente.
“Los carteles de la droga controlan casi la mitad del territorio de México, una cifra que podría estar subestimada”, escribió Ryan C. Berg, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, en la revista Foreign Policy en septiembre. “Siete de las 10 ciudades con mayor número de homicidios a nivel mundial per cápita se encuentran ahora en México”.
Las tasas de pobreza de México no han disminuido, en parte gracias a las remesas familiares de los migrantes que viven en Estados Unidos y otros países.
Mientras que los mexicanos recibieron $34,000 millones en remesas familiares en 2018, esa cifra se disparó a $60,000 millones en 2023, según escribió el recientemente fallecido ex-secretario de Hacienda, Carlos M. Urzúa en el periódico El Universal.
La descripción optimista que López Obrador hace de su país es un esfuerzo obvio para darle una mano a su candidata presidencial, la ex regente de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum.
Ella está liderando las encuestas, en buena parte gracias a la propaganda oficial para el partido oficialista Morena, enormes subsidios gubernamentales a los pobres y el uso de recursos estatales para su campaña.
Si Sheinbaum gana las elecciones y cumple su promesa de seguir al pie de la letra el populismo estatista del presidente saliente, es probable que las tasas de criminalidad sigan aumentando, la economía no despegue y la migración de mexicanos a Estados Unidos siga aumentando.
Los datos duros muestran que el gobierno de López Obrador se ha distanciado mucho de mejorar las condiciones de vida de los mexicanos.