Javier Picazo Feliu
Doha, (EFE).- Catar ha pasado en pocos años de tener una economía basada en la pesca de perlas a convertirse en uno de los países más ricos del mundo impulsado por el petróleo y el gas natural. Diversificar su economía es uno de sus grandes desafíos y la inversión en educación se ha convertido en un pilar básico para reinventarse.
“La educación es la que lidera. La búsqueda de una economía basada en el conocimiento. Y no podemos lograrlo sin centrarnos en la educación”, destaca a EFE Hend Zeinal, directora ejecutiva de Estrategia y Gestión de Enseñanza Superior de Qatar Foundation.
Formada por más de 50 entidades del sector de la educación, la ciencia, la investigación y el desarrollo, Qatar Foundation es una organización sin ánimo de lucro que arrancó como una escuela infantil hace más de 25 años impulsada por la familia real catarí.
ECOSISTEMA GLOBAL
Ahora es uno de los centros de educación más importantes del mundo, formado por 8 universidades, 13 escuelas, centros deportivos, la biblioteca nacional, el museo de Arte Moderno, un centro ecuestre y un campus que acoge a 10.600 estudiantes en un espacio de 12 kilómetros cuadrados conocido como Ciudad de la Educación.
“Tenemos alumnos de tan solo seis meses y tenemos de 60 ó 70 años. Aceptamos a todos en este ecosistema. Nuestro objetivo es contribuir al futuro de Catar y de la región a través de la educación y el desarrollo del potencial humano”, destaca Zeinal.
Catar es un pequeño país conservador lleno de contrastes que ha tenido en el Mundial de fútbol una de sus grandes bazas para abrirse al mundo y demostrar su evolución social, cultural y económica. Y el gran dinamizador de ese cambio ha sido la Fundación.
EL PAPEL DE QATAR FOUNDATION
“Qatar Foundation ha sido un catalizador del cambio en el país. El enfoque del país y la inversión en educación se pueden ver reflejada en la Ciudad de la Educación. Tenemos la suerte de tener líderes que realmente creen en su importancia. Y han invertido mucho para traer aquí universidades de categoría mundial y escuelas especializadas únicas”, destaca la responsable de estrategia de la Fundación.
Un modelo que en su opinión es “un banco de pruebas para muchas ideas e innovación” que les permite “contribuir a través del capital humano” desde un punto de vista local y global. En sus instalaciones hay una representación de estudiantes de más de 90 nacionalidades y entre sus centros destacan campus de algunas de las mejores universidades del mundo como son Northwestern, Georgetown, París, Texas A&M de ingeniería o la Weill Cornell de medicina.
CARRERAS MULTIDISCIPLINARES
Cada una con edificios diseñados por arquitectos premiados de renombre internacional como Arata Isozaki, Rem Koolhaas, Antoine Predock y los estudios de arquitectura Legorreta + Legorreta y Mangera Yvars Architects. Algo que convierte a este lugar en un atractivo turístico.
“Funciona como un ecosistema sostenible en el que los alumnos pueden cruzar el campus para aprender lo que quieran aprender. Esto no existe en ningún otro lugar del mundo”, asegura Zeinal. En Qatar Foundation los estudiantes, al margen de su carrera, pueden cursar las asignaturas de otras universidades y carreras que les interesen para completar su formación.
“Ahora los estudiantes pueden elegir dónde quieren, qué quieren y dónde quieren aprender. Y así ofrecemos a los estudiantes la oportunidad de gestionar su educación. No creemos que una persona sea solo un médico, un artista o simplemente un ingeniero”, detalla.
La colaboración entre las instituciones permite un aprendizaje multidisciplinar, al margen de tener también planes específicos para estudiantes con necesidades especiales como es el caso de los alumnos con autismo o los invidentes. “Nuestra responsabilidad con el país es asegurarnos de que estamos alineados en el mismo objetivo y de que podemos preparar a los estudiantes de hoy para que sean los líderes del mañana”, concluye. EFE
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