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Wednesday, November 27, 2024
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La gradual erosión de la democracia en México

Hace unos meses escribí una columna diciendo que la democracia podría peligrar en México si el presidente Andrés Manuel López Obrador lograba su propósito de desmantelar el organismo estatal independiente que ha garantizado elecciones limpias en las últimas décadas. Ahora, esa amenaza se ha convertido en realidad.
Lorenzo Córdova, presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), la agencia que el presidente está tratando de achicar drásticamente, me dijo en una entrevista que la aprobación en el Congreso de un paquete de seis leyes propuestas por López Obrador ya es prácticamente “inevitable”.
Dos de los seis proyectos de ley respaldados por el presidente para debilitar al INE ya fueron aprobados por el Congreso en diciembre. Es probable que los cuatro proyectos de ley restantes se aprueben pronto, porque López Obrador tiene suficientes votos en el Congreso para aprobarlos, me dijo Córdova.
El INE ha garantizado elecciones libres y justas desde finales de la década de 1990, cuando se convirtió en una institución autónoma. Antes de eso, el partido gobernante de México solía realizar elecciones fraudulentas, lo que le permitió permanecer en el poder durante siete décadas.
Córdova me dijo que “tendría que ocurrir un milagro” para que López Obrador decida vetar las leyes para desmantelar el INE, porque son “parte de un programa, de un proyecto, de una estrategia que ha sido impulsada desde el propio gobierno”.
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Ahora, la única esperanza de salvar el INE como un organismo electoral imparcial es que la Suprema Corte declare inconstitucionales las leyes que intentan demolerlo, me dijo Córdova.
Cuando le pregunté cómo las nuevas leyes electorales podrían afectar las elecciones presidenciales de 2024, Córdova dijo que las dos leyes que ya se aprobaron facilitarían que los funcionarios del gobierno apoyen públicamente a sus candidatos, algo que las leyes mexicanas no permite.
Más importante aún, los recortes presupuestarios contenidos en los proyectos de ley restantes obligarían al INE a despedir hasta el 85 por ciento de su personal profesional. El INE no podría monitorear muchos de los 300 distritos electorales del país, instalar cabinas de votación en todos los lugares donde deben estar ni contar adecuadamente los votos, agregó.
“Por primera vez, estamos frente a una reforma que pone en riesgo la operación misma de las elecciones”, me dijo Córdova. “Eso sería gravísimo”.
López Obrador argumenta que el presupuesto de $706 millones del INE es demasiado costoso y que debe recortarse para ahorrar dinero para los pobres. Pero ese argumento es muy pobre, considerando la importancia del INE para preservar la democracia y la estabilidad de México.
Además, el presupuesto del INE es relativamente pequeño comparado con algunas obras faraónicas de dudosa utilidad impulsadas por López Obrador.
El presidente mexicano ha derrochado 18 mil millones de dólares en la refinería de petróleo Dos Bocas, que los expertos dicen que es un enorme derroche de dinero en momentos en que el mundo está dejando atrás a los combustibles fósiles. El presupuesto anual del INE es 7.4 veces menor que los sobre costos de los últimos dos años en la refinería Dos Bocas, según un estudio del centro de estudios independiente México Evalúa.
Muchas organizaciones cívicas están organizando una gran manifestación en apoyo del INE para el 26 de febrero. Sin un INE imparcial, los ciudadanos ya no estarán protegidos contra un gobierno que podría usar todos los recursos estatales a favor de su candidato. Y sin un INE imparcial, será difícil prevenir crisis post-electorales y preservar la estabilidad política y económica, dicen con razón estos grupos.
“Hoy, los riesgos que enfrentan las democracias en el mundo ya no vienen como en los años sesenta o setenta de golpes militares,” me dijo Córdova.“Hoy los riesgos a la democracia, como lo vimos en Estados Unidos, en Brasil y ahora en México, vienen desde adentro de la democracia”.
Eso es exactamente lo que estamos viendo pasar en México: un golpe legislativo en cámara lenta por parte de un presidente que se benefició de un INE imparcial para ganar una elección, y ahora está destruyendo esa institución para poder controlar las elecciones del próximo año. Si la Corte Suprema no lo detiene, México probablemente dará un enorme paso hacia atrás y volverá a ser una democracia autoritaria, como lo era en el siglo pasado.

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