Washington, (EFE).- La inflación de Estados Unidos se disparó en mayo hasta su tasa más alta de los últimos 40 años, el 8,6 %, una nueva escalada de los precios de consumo que vino empujada sobre todo por el fuerte encarecimiento de la energía.
El incremento mensual de los precios de consumo entre marzo y abril fue del 1 %.
El dato publicado este viernes por la Oficina de Estadísticas Laborales de EEUU es superior a lo que esperaban los analistas y acaba con la tregua de abril, cuando la tasa registró su primera bajada en siete meses.
Esta nueva escalada hace más probable la ya previsible nueva subida de medio punto de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal (Fed), que se reúne la semana que viene.
La histórica subida de los precios de consumo se ve empujada sobre todo por el encarecimiento de la energía y también aunque en menor medida por el alza de los precios de la vivienda y los alimentos.
Los precios de la energía (gasolina, crudo, electricidad y gas) aumentaron un 34,6 % en los últimos doce meses, empujados por el precio del crudo, que subió un 106,7 %, el mayor aumento anual que registra esta estadística desde que comenzó a elaborarse en 1935.
Respecto al mes de abril, los precios de la energía aumentaron un 3,9 %, en contraste con la bajada del 2,7 % que se registró entonces con respecto al mes de marzo.
Los precios de los alimentos, por su parte, subieron un 10,1 % en un año, especialmente los relativos a compras en el supermercado, que aumentaron un 11,9 %, mientras que los de la comida en restaurantes se incrementaron en un 7,4 %.
Ambas cifras son ligeramente superiores al aumento que se registró el mes pasado, lo que contribuye a que la inflación creciera en mayo al ritmo más rápido que se ha registrado en el país en los últimos 40 años.
Si se excluyen los precios de alimentos y combustibles, que son los más volátiles, la inflación subyacente fue del 6 % en tasa interanual.
El precio de la vivienda, uno de los que más peso tiene en el cálculo de la inflación subyacente, subió un 5,5 % en un año, y su incremento mensual fue del 0,6 %.
La subida de los precios se ha convertido en el principal quebradero de cabeza para el presidente estadounidense, Joe Biden, quien viene repitiendo desde el mes pasado que controlar la subida de los precios es su “principal prioridad económica”.
Biden sigue culpando al presidente ruso, Vladímir Putin, y a su decisión de invadir Ucrania, de la elevada inflación en Estados Unidos, a pesar de que el índice ya registraba una trayectoria ascendente antes de la guerra.
El aumento de precios es en parte consecuencia de la robustez del mercado laboral estadounidense, ya que las empresas se ven obligadas a subir los salarios para atraer trabajadores, por lo que aumenta la capacidad adquisitiva de los consumidores y esto permite que también aumenten los precios de los alimentos, la energía y los alquileres, entre otros.
La tasa de desempleo se encontraba en mayo en el 3,6 %, niveles prácticamente de pleno empleo.
Aun así, hay señales de que el mercado laboral estadounidense se está moderando, ya que los datos de mayo y abril supusieron un crecimiento menos pronunciado que en los meses anteriores.
Todo esto en medio de los temores de que la economía estadounidense entre en recesión por las subidas de tipos de interés que la Fed ha aprobado para tratar de poner coto a la inflación.
Se prevé que la Reserva Federal siga aumentando los tipos de interés, que actualmente están en una horquilla del 0,75 % y el 1 %, por lo menos mientras la creación de empleo continúe siendo sólida.
Según las actas de la última reunión, la Fed tiene intención de aprobar sendas subidas de medio punto en sus dos próximas reuniones.