La mayoría de los medios trivializaron la noticia de los viajes espaciales de los multimillonarios Jeff Bezos y Richard Branson: los describieron como si hubieran sido sólo una carrera entre ricachones para ver quién se queda con el mercado del turismo espacial. Sin embargo, lo que acabamos de ver en los últimos días es mucho más importante que eso.
A juzgar por lo que me dijo Branson, el fundador de Virgin Galactic, en una entrevista hace algunos años y lo que me dijeron varios astrofísicos e ingenieros aeroespaciales en días recientes, estamos viendo el comienzo de un nuevo fenómeno que ellos llaman la era de la “economía espacial”. Y tendrá un gran impacto aquí en la Tierra.
Se trata de la conquista del espacio por compañías privadas, en la que el turismo espacial será sólo el primer paso. Pronto se expandirá a la minería espacial y más tarde a las fábricas espaciales, la construcción espacial y la colonización espacial.
Es probable que suceda así:
Primero, las compañías espaciales como Blue Origin, del fundador de Amazon, Bezos, Virgin Galactic de Branson, y Space X del fundador de Tesla, Elon Musk, enviarán un número creciente de turistas al espacio.
Como pasó con los aviones, las naves de turismo espacial serán cada vez más grandes, y los cohetes reusables abaratarán los costos de estos viajes, que ahora cuestan unos $250,000 por pasaje. Blue Origin ya planea enviar dos cohetes más con turistas espaciales este año.
“En los próximos 10 o 20 años, los precios de estos viajes serán mucho más accesibles, y en lugar de costosas naves espaciales que sólo transportarán a los muy ricos, mucha más gente tendrá la oportunidad de ir al espacio”, me dijo Branson cuando lo entrevisté en 2013 para mi libro “Crear o Morir”.
El siguiente paso, a medida que pase la novedad de transcurrir unos minutos de ingravidez en el espacio, será que cada vez más gente querrá pasar días o semanas en el espacio para poder contemplar mejor la Tierra desde lejos.
Eso requerirá construir hoteles en el espacio, o al menos estaciones espaciales donde los turistas podrán pasar largos períodos de tiempo.
Después de eso, habrá una creciente industria de minería espacial, porque los hoteles espaciales necesitarán agua, alimentos y materiales de construcción que serán muy costosos de enviar desde la Tierra.
“Si hay astronautas en el espacio o turistas y hoteles espaciales, el agua será más fácil de extraer de un asteroide y, a largo plazo, más barato”, me dijo Jacob Haqq-Misra, astrobiólogo del Blue Marble Institute of Science. Además, los asteroides tienen metales preciosos, como oro y platino, así como elementos raros en la Tierra que son necesarios para nuestros teléfonos inteligentes y computadoras, agregó Haqq Misra.
Más tarde, se construirán plantas manufactureras en la Luna o en Marte. Bezos le dijo a CNN al regresar de su viaje al espacio que debemos “tomar toda la industria pesada y las industrias contaminantes de la Tierra y llevarlas al espacio”.
Y luego, habría colonias humanas en el espacio. Musk, el fundador de Tesla, ha dicho que quiere crear una colonia de 80,000 personas en Marte.
Por supuesto, la exploración espacial por parte de éstos y otros multimillonarios plantea varios desafíos morales y legales.
¿Deberían esos multimillonarios dedicar más de sus recursos para resolver problemas como el hambre en la tierra? Probablemente si.
También existe una cuestión legal de quién será el dueño de lo que se encuentre en el espacio. Según el Tratado de las Naciones Unidas sobre el espacio ultraterrestre de 1967, los países no pueden reclamar derechos de propiedad en el espacio. Pero los redactores de ese tratado no contemplaron que las empresas privadas irían al espacio.
De todas maneras, lo que hemos visto en los últimos días marca el inicio de una enorme industria espacial privada que producirá grandes cambios en la economía mundial. Hay motivos de preocupación, pero creo que es lo más emocionante que hemos visto desde que el hombre pisó la Luna hace ya más de 50 años.