Para La Red Hispana
A duras penas, Estados Unidos impidió temporalmente una crisis de su deuda, luego que los demócratas y republicanos no lograron ponerse de acuerdo en una solución de largo plazo para elevar el techo del endeudamiento.
A duras penas, Estados Unidos mantuvo en operación al gobierno federal, luego que demócratas y republicanos acordaron un remedio parcial para financiar al gobierno federal, en tanto se ponen de acuerdo en el presupuesto del año fiscal 2022.
A duras penas, el presidente Joe Biden trató de tranquilizar a los sectores progresistas y conservadores de su partido para evitar una división mayor, por los desacuerdos en torno al paquete de infraestructura física por 1.2 trillones de dólares y el paquete de infraestructura humana por 3.5 trillones.
Se trata sin duda de una tormenta perfecta para la Casa Blanca, toda vez que hasta ahora tiene poco que ofrecer a los electores estadounidenses en las elecciones legislativas del próximo año. Encuestas muestran que, para la mayoría de los votantes, el plan de alivio económico por la pandemia no ha sido suficiente para declararla una presidencia exitosa.
Pero el presidente enfrenta no sólo la pandemia, sino otros riesgos serios, incluido un desbordamiento del éxodo de migrantes centroamericanos a los Estados Unidos, por lo que urge una política para desmantelar a las bandas de contrabando de migrantes, toda vez que atacar las causas que provocan la migración puede demorar décadas.
A pesar de todo este vendaval en contra, el presidente Biden le prometió a su colega mexicano Andrés Manuel López Obrador un incremento de la inversión en el sur de México y en el norte de Centroamérica. Correctamente, el presidente de Estados Unidos diagnosticó el problema: falta de oportunidades económicas, gobiernos débiles, corrupción, violencia y desigualdad.
En su carta, el presidente estadounidense recuerda que el año pasado otorgó 600 millones de dólares en asistencia a El Salvador, Guatemala y Honduras (algunos de ellos desviados del presupuesto de su predecesor Donald Trump para el muro fronterizo) y que solicitó al congreso 861 millones de dólares adicionales al presupuesto del próximo año fiscal. Esos recursos siguen pendientes.
Es oportuno que el presidente Biden refrende su compromiso de apoyar a Centroamérica y que lo haga extensivo al sur de México. Mientras no exista un desarrollo equitativo al sur del Río Grande es prácticamente imposible reducir de manera significativa las presiones que empujan a las personas al peligroso viaje hacia el norte.
Pero también es importante no dejar a un lado otra promesa, la de una reforma migratoria que ofrezca rutas legales realistas para disuadir a por lo menos a algunos a aventurarse a la inmigración ilegal. Los demócratas del Congreso trabajan afanosamente para incluir un nuevo proyecto en el plan de reconciliación legislativa.
Sin embargo, en fechas recientes hemos escuchado un poco del presidente en relación con el tema migratorio. Ésa también fue una promesa de su campaña. Su liderazgo y la inversión de capital político son cruciales para otorgar un mínimo de justicia a los millones de Dreamers y trabajadores esenciales que han arriesgado su vida durante la pandemia.