Miami, (EFE).- La próxima temporada de huracanes en la cuenca atlántica será más intensa de lo habitual debido al fenómeno La Niña y la elevada temperatura del mar, según la Administración Nacional de Océanos y Atmósfera (NOAA) de EE.UU, que pronosticó este martes que se formarán entre tres y seis huracanes de categoría mayor.
La temporada de huracanes, que oficialmente va del 1 de junio al 30 de noviembre, volverá a estar por encima del promedio y, de confirmarse, sería el séptimo año consecutivo que así sucede, indicó el administrador de la NOAA, Rick Spinrad, en una conferencia de prensa.
Los expertos de esta dependencia pública estadounidense estiman que en los próximos seis meses se podrían registrar entre 14 y 21 tormentas tropicales, cuando el promedio es de 14, entre 6 y 10 huracanes (con un promedio de 7) y entre 3 y 6 de categoría mayor (3 de media).
Eso supondría al menos tres huracanes correspondientes a las categorías 3, 4 y 5 en la escala Saffir Simpson, lo que significa vientos de más de 111 millas por hora (178 km/h).
LA NIÑA
Las condiciones que llevan a anticipar una temporada por encima del promedio pasan por la actual fase de La Niña que, cuando se presenta, tiende a haber menos ciclones tropicales en el océano Pacífico y más en el Atlántico.
De esta forma, según un pronóstico de NOAA publicado el pasado día 18, este año hay un 60 % de probabilidad de actividad de ciclones tropicales por debajo de lo normal durante la temporada de huracanes del Pacífico Central.
A La Niña hay que sumar temperaturas más cálidas en la superficie del mar en el Océano Atlántico, vientos alisios más débiles y un aumento del monzón africano, que contribuye a “huracanes más fuertes y de mayor duración durante la mayoría de las estaciones”, indicó la NOAA en su pronóstico.
Spinrad explicó que hay un 65 % de probabilidad de una temporada más activa de lo normal, un 25 % dentro de lo habitual y solo un 10 % por debajo.
“Acabamos de experimentar dos temporadas de huracanes extremadamente activas, lo que marca la primera vez desde que hay registros en la que en dos temporadas de huracanes consecutivas se agotó la lista de 21 nombres de tormentas” que se anuncian cada año, indicó.
HAY QUE ESTAR PREPARADOS
El administrador de la NOAA dio la conferencia de prensa desde Nueva York, ciudad en la que el año pasado el huracán Ida dejó un saldo de 13 personas muertas en apartamentos situados en sótanos anegados por las fuertes lluvias.
El alcalde de Nueva York, Eric Adams, dijo en la misma presentación del pronóstico que está “preocupado” por las noticias recibidas y que las temporadas de huracanes “han adquirido un significado completamente nuevo” y ahora hay que pensar en la posible pérdida de vidas y no solo en daños materiales.
Ida trajo, indicó, un “mensaje claro” para todos: “La preparación lo es todo.
Es algo que el responsable de NOAA también recalcó, pues ese huracán, en su opinión, enfatizó la “vulnerabilidad y las consecuencias” que los ciclones tropicales pueden suponer no solo a regiones costeras sino interiores, pues impactó un total de 22 estados de EE.UU.
Por eso Spinrad aprovechó para insistir en la necesidad de prepararse con tiempo para la llegada de un huracán y avisó de que la mejora en la tecnología les permite reducir cada año el margen de error y su pronóstico para este año tiene un 70 % de posibilidades de cumplirse.
NUEVA TECNOLOGÍA
Explicó que desde el año 2000 la mejora en la tecnología les ha llevado a mejorar un 57 % la posible trayectoria de las tormentas, lo que permite reducir las zonas de evacuación.
Y el margen de error en la intensidad promedio del Centro Nacional de Huracanes de EE.UU., con sede en Miami, es ahora un 40 % más bajo que en el año 2000, lo que les permite predecir con mayor precisión los cambios en la fuerza de los ciclones.
De cara al futuro, la NOAA “triplicará su capacidad operativa de supercomputación”, lo que significará mayores cálculos y una capacidad mejorada para asimilar los datos recopilados en las tormentas, dijo Spinrad, que destacó que contarán con mejores sistemas, sensores, satélites y aeronaves “cazahuracanes”.
La NOAA indicó que ya este verano tendrán a disposición cinco vehículos de superficie y aeronaves no tripulados para enviar datos sobre el estado del mar y la atmósfera, y ampliarán además su capacidad para anticipar las fuertes lluvias y la posible ocurrencia de marejada ciclónica en la cuenca del Atlántico.