Redacción Deportes, (EFE).- Fue demoledor con su pierna zurda y muchísimas veces, con la lengua también.
A cuatro días de conmemorarse con diversos homenajes el cuarto año del fallecimiento Diego Armando Maradona la agencia EFE presenta una versión viva de la leyenda a partir de las mismas palabras que usó.
Sobre sus orígenes
“Yo no soy ningún mago. Yo soy Diego, el que nació en Fiorito. Los magos son los que viven allá, en Fiorito. Son magos porque viven con mil pesos por mes”.
“Cuando llegaba la comida, mi mamá decía que le dolía la panza porque quería que comiéramos nosotros y no alcanzaba. A los 13 años me di cuenta que mi vieja nunca había sufrido del estómago”.
“La primera pelota que tuve fue el regalo más lindo que me hicieron en mi vida: Me la dio mi primo Beto, Beto Zárate, hijo de la tía Nena. Era un número uno de cuero. Yo tenía tres años y dormí abrazándola toda la noche”.
Del debut a los 16 años, en 1976, a la “puñalada” en el 78
“Vaya, Diego, juegue como usted sabe, y si puede tire un caño (túnel)”, le dijo el entrenador de Argentinos Juniors.
“Recibí la pelota de espaldas a mi marcador, que era Juan Domingo Cabrera, le amagué y le tiré la pelota entre las piernas. Pasó limpita y enseguida escuché el ‘Ooooole’ de la gente, como una bienvenida”.
A pesar de su ascenso, el seleccionador César Luis Menotti lo dejó fuera de la plantilla para el Mundial jugado en casa.
“Cuando Menotti me dejó afuera del Mundial 1978, sentí que me clavó una puñalada. Se me cayó el mundo abajo. Nunca pude perdonarlo ni creo que lo vaya a perdonar”.
De los placeres y otros demonios
“Un Boca-River es distinto a todo. Es como dormir con Julia Roberts”, dijo años después de jugar en el xeneize.
“Ganarle a River es como que tu mamá te venga a despertar con un beso a la mañana”.
Y tras su paso por Nápoles concluyó: “Haber conseguido el primer scudetto para el Nápoles en 60 años fue, para mí, una victoria incomparable. Distinta a cualquier cosa, incluso al título del mundo en 1986 con el seleccionado. Porque al Nápoles lo hicimos nosotros, desde abajo”.
“No se puede ser un fenómeno todo el año. Maradona no siempre juega de Maradona”.
Punto alto: México’86
“Cuando dicen que soy Dios yo respondo que están equivocados: soy un simple jugador de fútbol. Dios es Dios y yo soy Diego, el Diego de la gente”.
“Campeón del Mundo, campeón del mundo… el sueño cumplido. Yo digo, hoy, que en aquellos increíbles días de México 86, Dios estuvo conmigo”.
“¿Cómo hice el gol? (a Inglaterra). Lo hizo la mano de Dios”, fue su primera versión.
“Les ofrezco mil disculpas a los ingleses, de verdad, pero volvería a hacerlo una y mil veces. Les robé la billetera sin que se dieran cuenta, sin que pestañearan”, la versión definitiva.
El declive
“No quiero dramatizar pero, créeme que me cortaron las piernas. No corrí por la droga, corrí por el corazón y la camiseta. Juro por mis hijas, que son la fuerza que me trajo a este Mundial, que yo no me drogué, que yo no tomé ninguna sustancia como para que la FIFA me deje afuera de este Mundial”.
“Fui, soy y seré drogadicto” (…) “Con mi enfermedad yo di ventajas. ¿Sabés qué jugador hubiese sido yo si no hubiese tomado droga?”, dijo a comienzos de 2000, luego de ser internado por problemas cardíacos. Luego viajó a Cuba para tratar su adicción.
“Me siento más solo que Kung Fu”, dijo al comentar su experiencia.
“Yo me equivoqué y pagué, pero la pelota no se mancha”, dijo en su partido despedida en 2001 en la Bombonera.
“Si me muero, quiero volver a nacer y quiero ser futbolista. Y quiero volver a ser Diego Armando Maradona. Soy un jugador que le ha dado alegría a la gente y con eso me basta y me sobra”.
“Solo les pido que me dejen vivir mi propia vida. Yo nunca quise ser un ejemplo”.
Por Carlos Andrés Valverde