Misterios del Covid-19: Lo que sabemos y lo que ignoramos

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(Primera parte)

Por Alfredo Cuéllar

El mayor reto de un político es decir la verdad: Alfredo Cuéllar

Hace apenas unas semanas, vivíamos en un mundo de rutinas, con las inseguridades y angustias cotidianas de pagos pendientes, esperando los ingresos, con las ilusiones de una mejor vida, los dramas y delicias de la familia, amigos y adversarios cotidianos.  Era nuestro mundo.  De pronto llegó el coronavirus (Covid-19), y nos tomó por sorpresa.  Escuelas y negocios han cerrado en muchas naciones, decenas de millones han quedado desempleados, y solicitado seguro de desempleo, el pago de impuestos y de hipotecas se han suspendido, o retrasado, y se ha prohibido desocupar a arrendadores que no pagan.  ¿Qué tanto hemos aprendido del coronavirus?  Más concretamente, ¿Qué sabemos y qué desconocemos del coronavirus y sus efectos? ¿Cuándo será el fin de la pandemia?  ¿Todas las naciones han sufrido igual? ¿Las estrategias de algunos países son mejores que las de otros?

En el siguiente artículo abordamos estas preguntas usando la información mas reciente.  Aunque para cualquiera que escribe de estos temas, la vigencia de sus mensajes se ven rebasados en 24 horas, a veces en minutos, pues el mundo sufre de una pandemia de información variada: una infomedia, o sea muchas noticias falsas, también semi-falsas, y finalmente, sólo una fracción es fundamentada en el método científico o analítico.  Hasta los políticos sistemáticamente mienten e informan más lo que quisieran que pasara, no lo que realmente pasa.

Lo Qué Sabemos

Sabemos que se trata de una de las pandemias más desastrosas en la historia de la humanidad.  Es difícil ponerle un ranking porque no ha terminado y los efectos deben tomarse en términos del contexto en que suceden, y porque nos falta mucho investigar.  Sin embargo, las repercusiones económicas, sociales y políticas son indudablemente dramáticas.

Se acepta entre la comunidad científica que es altamente contagiosa y más devastadora que las epidemias anuales de influenza.  Igual se acepta que el virus vive en promedio 3 días en superficies planas de metal o granito, sólo 2 días en plástico y en cartón, papel y tela, unas 24 horas.  Todo tiene poca investigación y diariamente se conoce más y se desmienten algunas creencias. Con la excepción de que alguien tosa, o estornude en proximidad con usted, es altamente improbable que lo adquiera por aire, o por la ropa.  Se sigue confirmando que el aislamiento social y lavarse las manos por 20 segundos son las dos defensas mejores contra el coronavirus. El uso de cubre bocas ayuda a no ser contaminado fácilmente, y a no contaminar a otros y que mientras cualquier máscara ayuda, unas son mejores que otras.

Se sabe que la incubación tiene un promedio de 14 días y que quien se haya contaminado adquiere una -relativa- inmunidad.  Pero existen casos en que alguien que tuvo el contagio, lo vuelve adquirir.

Sabemos que los esfuerzos de aislamiento unidos a otras medidas han reducido las curvas de contagio y, por tanto, las muertes.  Es evidente que algunas naciones han tenido particular y ejemplar éxito en el manejo de la pandemia como Corea del Sur, Japón y Alemania, y que otras como Suecia, que tomaron un camino diferente contra esta epidemia, puede que tengan éxito, o puede que no.

Lo Que No Sabemos

Es mucho lo que no sabemos acerca de esta pandemia, de hecho, es tanto, que anticipar futuros es una práctica más cerca de los adivinos que de los mismos científicos.  El número de contaminados, muertes, recuperados, y detalles sobre la evolución de la enfermedad, es más lo que ignoramos, que lo que sabemos.  

Se carecen de datos confiables acerca de quien tiene la infección y quien no; quien se recupera, y quien pereció.  Por ejemplo, siguen encontrando muertos, sobre todo en casas de asilo de ancianos que fueron abandonados cuando surgió la infección, o en las calles personas sin hogar (homeless); muchos que tuvieron los síntomas y se recuperaron, jamás se hicieron pruebas.  Los epidemiólogos consideran que los datos reportados como “oficiales” deben ser multiplicados por 4 o por 3, para tener un dato más aproximado.

Mientras que las hipótesis abundan, desconocemos porque a Europa le pegó con tanta virulencia, mientras que a los Estados Unidos no le ha afectado igual.  Tampoco sabemos por qué para algunos el virus es mortal y otros apenas muestran síntomas.  Hemos aprendido mucho sobre maneras de contaminación, pero sigue siendo un misterio como algunos con todas las protecciones se contaminan.  

Ignoramos algo fundamental, el famoso efecto de inmunidad grupal, o sea la gente que se contamina y regresa a niveles saludables, y por tanto son, en teoría, inmunes y por tanto pueden salir a trabajar.  Mientras se contaminan otros que se recuperan y regresan a vidas cotidianas, y se va desarrollando una especie de vacuna natural, por supuesto, con los consiguientes decesos de quiene no la libran, de esto se sabe muy poco porque las demandas de la pandemia no han permitido que se hagan seguimientos científicos relacionados a la inmunidad grupal (herd immunity), excepción de Suecia que contra viento y marea decidió  no dictar instrucciones de aislamiento y apostaron a la inmunidad grupal con recomendaciones de distancia, y máscaras, pero no cerraron bares, ni restaurantes, ni tiendas, de esta manera evitan el declive económico.   El mundo espera por los resultados de Suecia. 

Más Misterios

Recientemente han comprobado que la enfermedad provoca mini coágulos y estos son responsables de fallas orgánicas en cerebro, riñones, sistema cardiovascular, hígado y, por supuesto, en los pulmones afectando el sistema respiratorio.  Entonces muchos muertos a quienes la enfermedad detonó esas fallas se daban, y se siguen dando, como muertes no relacionadas al coronavirus, y ante las escasas pruebas para determinarlo prefieren ahorrar la prueba para alguien vivo. 

Una autopsia puede también da resultados muy aproximados para los especialistas, pero ante la falta de equipo protector, temor a infecciones,y urgencia del personal médico atendiendo pacientes, simplemente es más económico cremarlo, o deshacerse del cuerpo sin nunca saber de que murió exactamente.  

Es un misterio por qué se forman los mini coágulos, y las secuelas que dejan, aún en los que se recuperan, que quedan con daños. En las secuelas, por ejemplo, se tiene idea que pueda estar relacionado a los mini coágulos, pero desconocemos por qué muchos de los afectados pierden gusto y olfato, y como llega al cerebro el coronavirus por pacientes recuperados que quedan afectados de su memoria en diferentes grados.

Hay mas misterios en espera de respuestas, aquí más ejemplos, el tratamiento de transfusiones de plasma de contaminados para estimular el sistema inmunológico del paciente y provocar sus auto defensas es antiguo, pero se desconoce la efectividad para el coronavirus.  Igual desconocemos con exactitud los tratamientos o protocolos de ayuda al paciente infectado cuando su sistema no puede ganarle a la infección: respiradores mecánicos, antivirales, antibióticos, antiinflamatorios y anticoagulantes, pero cuáles y en que proporción y en qué momento del proceso infeccioso se deben aplicar, sigue siendo algo al azar, y por decisiones de los médicos que realmente lo hacen más por instinto que por ciencia.

El Misterio de la Vacuna 

El más grande misterio, es ¿cuándo existirá una vacuna?, y que alcances tendrá. Ignoramos quien la producirá, a que niveles se podrá producir ante la gran demanda y la efectividad de esta vacuna.  Tampoco sabemos si la nación que la descubra la compartirá a todas las naciones, y ante la gran, gran, gran demanda, ¿A quienes seleccionará para venderla primero?, (Nótese el verbo: vender, pues nada es gratis).  A eso hay que agregar que sólo un número muy reducido de laboratorios pueden producir una vacuna y en números limitados.  Lo que quiere decir que cuando dentro de 12 a 18 meses que se consiga la vacuna, la dotación de ésta ante la gran demanda mundial hará que unas naciones la tengan primero, y otras queden al final de la lista, sin siquiera considerar los costos ante la desequilibrada oferta y demanda.  

El día 21 de abril se dio la noticia de que México propuso ante la ONU, con apoyo de la OMS, que en anticipación de este y otros descubrimientos para combatir al coronavirus, se hiciera una distribución -equitativa- mundial de estas vacunas o medicamento para evitar monopolios y sesgos.  Mientras que es plausible, los que seguimos el resquebrajamiento del mundo global, sabemos que es una linda iniciativa, que está alejada de poderse cumplir por la presión política, las influencias económicas, las amenazas veladas y abiertas, y las urgencias de la ONU, y la OMS de dinero y recuperar el apoyo recién negado de los Estados Unidos.  

Por alguna causa, aún desconocida, en algunos pacientes una vacuna en lugar de estimular al sistema inmunológico a prepararse y cumplir con su función, los hace más vulnerables a adquirir la enfermedad, una condición conocida como dependencia de anticuerpos aumentada.  Eso mismo pasó con el HIV, dengue y SARS.  

(Lea “Fin de la pandemia”, en la segunda parte de este artículo)