Nueva York, (EFE).- El dulce verano de Paula Badosa llegó este martes a su fin. La estadounidense Emma Navarro se impuso con claridad en los cuartos de final del Abierto de Estados Unidos y la española se quedó a las puertas de lograr su mejor resultado en un ‘grand slam’.
Número 12 del mundo, Navarro frenó en seco a Badosa, que ocupa la posición 29 del ránking, por 6-2 y 7-5 en una hora y 12 minutos.
Pese a esta derrota en la Gran Manzana, la catalana ha firmado un verano brillante en pista dura en Norteamérica con el que ha regresado a la élite del tenis tras una travesía por el desierto de lesiones y pobres resultados.
Badosa, que hoy se atascó con 35 errores no forzados (15 de Navarro), renunció a París 2024 en un movimiento arriesgado pero la apuesta tuvo el mejor premio posible con una resurrección en la pista que incluyó el título del WTA 500 de Washington (su primer torneo desde enero de 2022), las semifinales del WTA 1.000 de Cincinnati y los cuartos en Flushing Meadows con los que igualó su mejor paso por un ‘grande’ (cuartos en Roland Garros 2021).
Con una fantástica recuperación de su mejor forma física y de su tenis, Badosa no pudo sin embargo con una Navarro imponente, que le ganó seis juegos seguidos en el segundo set para sellar el triunfo tras ir 1-5 abajo y que venía de destronar a su compatriota Coco Gauff, número 3 del ránking y campeona el año pasado en Nueva York.
Arantxa Sánchez Vicario (1994) se mantiene como la única española en conquistar el último’ grande’ del año y también como la única en jugar la final (1992). Conchita Martínez fue la última semifinalista pero de eso hace ya 28 años.
Navarro se anota el duelo de neoyorquinas
Nacida hace 26 años en Nueva York, Badosa se medía este mediodía a otra neoyorquina, de 23 años, en su estreno en el Arthur Ashe Stadium, la pista de tenis más grande del planeta con capacidad para más de 23.000 espectadores.
En las entrevistas justo antes de arrancar al partido, las dos coincidieron en la clave del duelo: ser más agresiva que su rival
Proveniente de una familia riquísima (su padre, el banquero Ben Navarro, tiene una fortuna de 1.500 millones de dólares según Forbes), Navarro aplicó desde el comienzo esa receta compartida: un juego en blanco con el saque para empezar, un ‘break’ a continuación y un 3-0 en nueve minutos.
Badosa, que arrancó algo fría el partido, había basado gran parte de su éxito en las últimas semanas en un potente despliegue físico que abrasaba a sus contrincantes, pero Navarro le dejó claro muy pronto que la batalla atlética iba a estar muy pareja.
Tardó la española en encontrar la manera de mover a Navarro, muy segura desde el fondo de la pista.
Su oportunidad de engancharse al set llegó con 4-2 y dos opciones de rotura, pero Navarro neutralizó ambas y aseguró su servicio con una exquisita dejada.
Las dobles faltas (cinco en la primera manga y siete al final del partido) fueron también una losa y Badosa, que concedió otro ‘break’, perdió el primer set en 29 minutos (6-2).
Badosa conocía el camino para vencer a Navarro (ganó el único precedente entre ambas, este año en la segunda ronda de Roma) y empezó a organizar la remontada de inmediato.
Un ‘break’ en el primer juego y otro más poco después le pusieron en bandeja el segundo set mientras Navarro se enredaba en errores no forzados.
Mucho más sólida y peligrosa que en el primer set, Badosa parecía recuperar sensaciones: un grito de vamos por aquí, un puño levantado por allá.
Pero la crisis apareció cuando quizá menos se lo esperaba. Con 5-2 sacando para cerrar el set, la catalana encajó dos roturas seguidas (la segunda tras dos dobles faltas), acusó muchísimo el golpe y Navarro no desaprovechó el regalo: cerró el partido ganando en total seis juegos seguidos (24 de los últimos 28 puntos) y despertó a Badosa de su sueño en Nueva York.
David Villafranca