Sus antecedentes de peso podrían predecir su riesgo de insuficiencia cardiaca

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Al analizar la información de más de 6.000 personas, investigadores de Johns Hopkins Medicine han llegado a la conclusión de que preguntarle a pacientes adultos mayores sobre cuál era su peso a los 20 y 40 años de edad podría ser realmente útil para los médicos en sus esfuerzos por predecir el futuro riesgo de los pacientes de sufrir insuficiencia cardiaca, ataques cardiacos o accidentes cerebrovasculares.

En un informe publicado en el  Journal of the American Heart Association, los investigadores indican que la pregunta sobre el peso en años más jóvenes posiblemente sea una “indagación” rentable y muy útil que a lo mejor ayude a los médicos a determinar cómo asesorar y dar tratamiento a sus pacientes de mayor edad. Preguntar sobre los antecedentes previos de peso en la vida de una persona proporcionó información para pronosticar su riesgo de insuficiencia cardiaca, el cual incrementó a medida que incrementaban sus pesos a mayores edades y los valores de otros factores de riesgo conocidos de la enfermedad cardiaca.

“Sabemos que cuanto más tiempo una persona permanece obesa, más problemático se vuelve porque va aumentando su riesgo de sufrir insuficiencia cardiaca”, señala Erin Michos, M.D., M.H.S., profesora titular de medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins. “Es por eso que la medición del peso de una persona a mayores edades tal vez no nos dé el panorama completo sobre su riesgo. Hoy en día existen más indicios de que las personas recientemente obesas corren menos peligro en general. Nuestros hallazgos recalcan la importancia de mantener un peso saludable a lo largo de toda la vida, puesto que el aumento de peso acumulativo desde la edad adulta implica mayor riesgo para la salud del corazón.”

“Ya acostumbramos a registrar de forma rutinaria el peso del paciente en las visitas clínicas para hacer recomendaciones sobre su salud, pero creemos que agregar esta pregunta sobre sus antecedentes de peso puede ayudar aún más a dirigir la atención clínica directa”, agrega.

Los ataques cardiacos, los accidentes cerebrovasculares y otras enfermedades cardiovasculares continúan siendo las causas principales de muerte de los estadounidenses. La insuficiencia cardiaca, también conocida como insuficiencia cardiaca congestiva, es una enfermedad caracterizada por el debilitamiento y rigidez progresiva del músculo cardiaco, los cuales reducen su capacidad de bombear la sangre con eficacia. Habitualmente, los médicos intentan evaluar los riesgos de enfermedad cardiaca y de insuficiencia cardiaca a medida que los pacientes envejecen, registrando la presión arterial, el colesterol, sus niveles de ejercicio, los antecedentes familiares, la alimentación y el peso, observa la Dra. Michos. Aunque una sola medición de peso en un adulto mayor es útil, indica ella, los antecedentes de peso proporcionan aún más información, y el nuevo estudio fue en parte concebido para identificar una forma práctica de obtenerlos que fuera considerada suficientemente informativa como para agregarla como parte de la atención clínica.

Para el estudio, los investigadores utilizaron datos previamente recolectados sobre 6.437 participantes en el Estudio Multiétnico de Aterosclerosis (MESA) reclutados entre los años 2000 y 2002; tenían de 45 a 84 años de edad al momento de inscribirse en el estudio. Los participantes recibieron seguimiento durante 13 años, en promedio, y vivían en seis comunidades de Estados Unidos: Baltimore, Maryland; Chicago, Illinois; Condado de Forsyth, Carolina del Norte; Ciudad de Nueva York, Nueva York; Condado de Los Ángeles, California; y St. Paul, Minnesota. La edad promedio al iniciarse el estudio fue de 62 años. Casi 53 por ciento de los participantes eran mujeres. Aproximadamente 39 por ciento de ellas era blancas, más de 26 por ciento eran afroamericanas, 22 por ciento eran hispanas y un poco más de 12 por ciento eran chinoamericanas.

Cada participante contestó a una encuesta que les pedía informar su peso a las edades de 20 y de 40 años. Todos los datos de peso se convirtieron a índices de masa corporal (IMC) dividiendo el peso por la talla elevada al cuadrado. Un IMC inferior a 25 kilogramos por metro cuadrado se consideró normal, entre 25 y 30 se consideró sobrepeso (o preobesidad) y 30 o superior se consideró obesidad.

Al final de la última visita de todos los participantes, 290 personas habían presentado insuficiencia cardiaca, y 828 presentaron eventos indicativos de enfermedad cardiovascular, como ataques cardiacos, accidentes cerebrovasculares o la muerte.

Como es de esperarse, dice la Dra. Michos, las mediciones estándar de peso registradas en las visitas clínicas durante el período de estudio de 13 años se relacionaron con el riesgo futuro de insuficiencia cardiaca. Se identificó un incremento de 34 por ciento de probabilidad de insuficiencia cardiaca por cada incremento del IMC de 5 kilogramos por metro cuadrado, después de tener en cuenta otros factores de riesgo conocidos de enfermedad cardiaca, como la edad, el tabaquismo, la actividad física, la presión arterial y la diabetes. Pero más tarde, su equipo de investigadores descubrió que aún después de tener en cuenta estas mediciones de pesos actuales a mayores edades, el tener antecedentes de obesidad a la edad de 20 años se asoció a un riesgo de más del triple de insuficiencia cardiaca y el tener antecedentes de obesidad a los 40 años duplicó ese riesgo en comparación con aquellas personas que tenían un IMC normal a esas mismas edades.

La Dra. Michos advirtió que el nuevo estudio fue concebido para analizar las asociaciones entre los pesos durante toda la vida facilitados por los pacientes y el riesgo de enfermedad cardiaca a lo largo del tiempo, y no para determinar causa y efecto ni para tratar de determinar la exactitud del recuerdo de los pacientes sobre su peso cuando eran más jóvenes. La información facilitada por los pacientes puede traer como resultado sesgos o recuerdos imperfectos, pero los investigadores creen que la mayoría de adultos mayores tienen recuerdos razonablemente exactos de cuánto pesaban cuando eran adultos jóvenes. Los hallazgos de su estudio insinúan que aún con estas limitaciones conocidas respecto al recuerdo del peso, sencillamente preguntar sobre los antecedentes de peso sirvió de ayuda para la evaluación del riesgo.