EN SÍNTESIS
El futuro de TikTok en Estados Unidos ha entrado en aguas desconocidas, luego de que la Corte Suprema confirmara por unanimidad una ley bipartidista que obliga al propietario chino de la aplicación a venderla o enfrentar su cierre. Esta decisión histórica coloca a la recién inaugurada administración de Donald Trump en un punto crítico. Trump anunció durante el fin de semana que probablemente retrasará la aplicación de la ley por 90 días, lo que genera interrogantes sobre su postura a largo plazo. ¿Permitirá que Beijing mantenga el control de TikTok, negociará su venta o tomará la drástica decisión de cerrarla si China se resiste? Mientras la incertidumbre persiste, el destino de TikTok refleja las tensiones más amplias en las relaciones entre Estados Unidos y China. En realidad, la saga descrita oculta el verdadero problema: la falta de una plataforma reguladora para todas las aplicaciones, el uso del internet y las redes sociales.
LA IA COMO REFLEJO DEL ESPIONAJE DIGITAL
La falta de regulación en internet y las redes sociales ha permitido que la inteligencia artificial se desarrolle como un producto directo del espionaje digital masivo. Cada búsqueda, clic y dato recopilado por las plataformas tecnológicas es usado para entrenar sistemas de IA.
En su trabajo reciente, Jimena Canales ha explorado cómo la historia de la inteligencia artificial está profundamente entrelazada con el control de la información y la vigilancia digital. Según Canales, la IA no sólo está moldeada por datos “neutrales”, sino también por patrones de comportamiento, decisiones y preferencias recopilados sin un consentimiento informado. Esto plantea preguntas éticas fundamentales: ¿Quién controla estos datos? ¿Quién se beneficia de ellos? Y, lo más importante, ¿quién regula su uso?
Un caso emblemático es la demanda del New York Times contra plataformas de IA por usar contenido periodístico sin autorización. Esto refleja cómo los vacíos legales han permitido a las empresas tecnológicas apropiarse de información con fines comerciales sin rendir cuentas.
ESPIAR ES LA NORMA, NO LA EXCEPCIÓN
Es importante recordar que el espionaje digital no es exclusivo de TikTok ni de China. Las herramientas que usamos a diario –desde asistentes virtuales hasta redes sociales– recolectan constantemente datos para modelar la conducta de los usuarios y alimentar sistemas de IA. Empresas como Google, Android, Meta y muchas otras han creado un monopolio de la información, mientras que las “políticas de privacidad” son auténticos laberintos legales comprensibles sólo para abogados especializados.
El problema es sistémico: no se trata de quién espía, sino de que todos lo hacen, y lo hacen sin regulación efectiva. Según Canales, esto ha convertido a la IA en un espejo de nuestras propias dinámicas de poder, desigualdad y control social.
LA FALTA DE REGULACIÓN: UN VACÍO CRÍTICO
El ecosistema digital opera hoy en un terreno prácticamente sin regulación efectiva. Las redes sociales y las aplicaciones funcionan en un vacío legal que permite el espionaje masivo, la manipulación de información y el uso indiscriminado de datos personales. La prohibición de TikTok no resuelve el problema; simplemente hará que los usuarios migren a otras plataformas con riesgos equivalentes.
UNA PROPUESTA DE SOLUCIÓN HOLÍSTICA
La prohibición de aplicaciones individuales no resuelve el problema de fondo. Lo que se necesita es una plataforma legal y regulatoria integral, tanto a nivel nacional como internacional, que contemple los siguientes elementos:
•Regulación Universal: Establecer estándares claros para todas las plataformas digitales, obligándolas a cumplir con requisitos de privacidad, transparencia y seguridad.
•Educación del Usuario: Empoderar a los usuarios con información sobre cómo proteger sus datos y adoptar prácticas seguras en línea.
•Colaboración Global: Las amenazas cibernéticas no reconocen fronteras. Es crucial fomentar acuerdos internacionales para supervisar el uso de datos y combatir el espionaje digital.
CONCLUSIÓN
La decisión de la Corte Suprema sobre TikTok es un ejemplo de cómo se intenta apagar un incendio cuando el bosque entero ya está en llamas. Sin una regulación efectiva para todas las plataformas digitales, las medidas aisladas serán ineficaces.
Hoy, millones de usuarios viven con la incertidumbre de que el gobierno pueda, en cualquier momento, “cerrar” aplicaciones bajo el pretexto de la seguridad nacional. O, siguiendo intereses políticos, comerciales, de los gobernantes en turno y sus asesores.. Como señala Jimena Canales, el desarrollo de la IA y las tecnologías digitales nos obliga a replantearnos las reglas del juego y a exigir una regulación que priorice la transparencia, la ética y la seguridad de los ciudadanos.