Washington, (EFE).- El estado de Texas tiene previsto este miércoles la ejecución con la inyección letal de John Henry Ramírez por un asesinato ocurrido en 2004 y permitirá que lo acompañe su pastor después de que el Supremo de Estados Unidos lo ordenara.
El caso Ramírez cobró notoriedad cuando el reo apeló al Supremo el reclamo de que se permitiera a Dana Moore, el pastor de su Iglesia Bautista en Corpus Christi, estar presente en la sala de ejecución, orar en voz alta y tocarlo durante el proceso.
El Tribunal Supremo dictaminó que Texas había violado la libertad religiosa de Ramírez, condenado en 2008 por el asesinato a puñaladas de Pablo Castro, al negarle ese permiso.
La ejecución de Ramírez, de 38 años, se había postergado en tres ocasiones y se llevará a cabo a pesar de las objeciones del fiscal de distrito del condado Nueces, que se opone a la pena de muerte.
En julio de 2004 Ramírez y dos mujeres robaron una tienda para conseguir dinero y comprar drogas.
Según los documentos del juicio, cuando se encontraron con Castro, un empleado de un almacén de Corpus Christi, de 46 años, Ramírez le asestó al menos 29 puñaladas.
Castro y sus cómplices huyeron del sitio llevándose 1,25 dólares que es todo lo que Castro tenía consigo.
Más tarde Ramírez y las dos mujeres llevaron a cabo otro robo y estaban a punto de cometer un tercero cuando la policía los localizó.
Las mujeres fueron arrestadas pero Ramírez escapó a México donde logró evadir a las autoridades por más de tres años hasta que lo capturaron cerca de la frontera en febrero de 2008.
Desde que se restableció en 1973 la pena de muerte en Estados Unidos 1.548 personas han sido ejecutadas y hay actualmente 2.414 condenados a muerte que esperan la ejecución.