Basta un apretón de manos para extender el ADN a objetos sin tocarlos

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Washington, (Notimex).- Un apretón de manos prolongado puede extender el ADN de las personas a objetos que nunca hayan tocado, advierten investigadores forenses y aseguran que este hallazgo podría tener implicaciones para las investigaciones de las escenas de crímenes.

Un saludo de 10 segundos sería suficiente para dejar el ADN en la mano de otro, incluso el contacto breve con un objeto, aseguró la científica forense Cynthia Cale en la reunión anual de la Academia Americana de Ciencias Forenses, que tuvo lugar en la ciudad de Baltimore, Maryland.

Alrededor de un siete por ciento de las veces, las personas que nunca tomaron un cuchillo se convirtieron en la principal fuente de ADN, el cual fue transferido a ese objeto cuando el compañero de apretón de manos de la persona agarró el mango, refirió Cale.

En un estudio separado, la última persona que tocó un objeto, a menudo no fue la que dejó más ADN, expuso a su vez en la misma reunión, Leann Rizor, antropólogo forense que llevó a cabo ese trabajo en la Universidad de Indianápolis.

Los hallazgos sugieren que incluso un contacto breve con otra persona u objeto podría propagar el ADN a lo largo y ancho, lo que podría complicar las investigaciones de crímenes.

Si bien los resultados no significan que las pruebas de ADN no sean confiables, los investigadores deben tener cuidado de tener en cuenta estas transferencias accidentales, dijeron Cole y Rizor.

Anteriormente, Cale, del Houston Forensic Center, descubrió que estrechar la mano durante dos minutos podría transferir el ADN de una persona a otra y ésta llevarlo a un objeto, pero muchos críticos dijeron que dos minutos es un tiempo demasiado irreal para un apretón de manos.

Así, en los nuevos experimentos, Cale acortó el tiempo del apretón de manos a 10 segundos y corroboró que en ese contacto más breve también se transfirió el ADN, de acuerdo con un artículo publicado en la revista Science News.

En el experimento de Rizor, cuatro estudiantes de la Universidad de Indianápolis se sentaron en una mesa y sirvieron bebidas de una jarra comunitaria, mientras que otros alumnos que vieron el experimento tuvieron la libertad de abandonar la sala, hablar y moverse para simular las condiciones en un restaurante.

Mientras cada estudiante en la mesa manejaba la misma jarra y un vaso de plástico, los investigadores tomaron el mango de la jarra, los vasos y las manos de los estudiantes para el ADN.

Encontraron que el ADN de los estudiantes en la mesa estaba en el pomo de la jarra y en los vasos de los demás, a pesar de que sólo manejaron su propio vaso y la jarra. Sin embargo, también apareció el de otros alumnos en la sala, pero ninguno de éstos había tocado ni la jarra ni los vasos.

Al observar las cantidades de ADN que quedaron en los objetos, los científicos no pudieron determinar quién fue el último en manejar la jarra, ni tampoco durante cuánto tiempo una persona tocó la jarra, pero los resultados demuestran que el ADN se transfiere fácilmente en entornos sociales y de manera impredecible.