Muchos especulan que una invasión de Rusia a Ucrania sería una bendición para América Latina, porque la región se beneficiaría de un aumento de los precios mundiales de las materias primas si Washington impone sanciones económicas a Rusia. Pero creo que quienes piensan así se equivocan.
La mayoría de los países latinoamericanos se beneficiarían más si las cosas siguen como están, con tensiones entre Rusia y Ucrania que mantengan los precios de las materias primas relativamente altos, pero sin una invasión rusa.
Entonces, si Rusia invadiera Ucrania, y las sanciones económicas de Washington le cortan a Rusia el acceso al sistema bancario occidental, se verían enormemente afectadas las exportaciones rusas, y subirían los precios de la mayoría de las materias primas.
Los precios mundiales de los alimentos ya aumentaron un 28% el año pasado, alcanzando un récord de 10 años, según las Naciones Unidas. Los economistas dicen que podrían subir aún más si estalla un conflicto armado entre Rusia y Ucrania.
Los precios del petróleo, que ya subieron a $94 por barril a principios de este mes, podrían subir a $120 o $140 el barril si hubiera una invasión. Y eso podría ser bueno para exportadores de petróleo como México, Colombia, Ecuador y Venezuela.
Pero también habría efectos negativos, como una recesión mundial que haría caer las exportaciones latinoamericanas, y generaría una mayor fuga de capitales de los países emergentes. En tiempos de crisis, muchos inversionistas ponen su dinero en los países más ricos que ven como menos riesgosos.
“Habría un impacto psicológico, por temor de que las cosas se salgan de control y provoquen un conflicto armado más amplio,” me dijo Marcelo Giugale, ex-director del Banco Mundial y profesor de la Universidad de Georgetown. “No hay que olvidar que Rusia es una potencia nuclear.”
Felipe Larraín, un economista que fue ministro de Hacienda de Chile en dos oportunidades, me dijo que el impacto neto en América Latina sería negativo. “Una recesión mundial le haría daño a casi todos los países,” señaló.
Hay tres escenarios principales, que tendrían diferentes tipos de impactos en la región:
▪ Una invasión rusa a gran escala que llegara a ocupar la capital de Ucrania provocaría casi con certeza sanciones económicas drásticas, que acelerarían una recesión mundial. Ese sería el peor escenario posible para América Latina.
“Eso causaría algo así como un infarto financiero internacional,” me dijo Alberto Bernal, director de estrategia global de XP Securities. “Eso no sería bueno para nadie.”
▪ Una invasión rusa parcial de una región fronteriza de Ucrania, como la toma rusa de Crimea en 2014, podría generar sanciones menos drásticas, que no harían caer tanto la economía mundial. El impacto en América Latina sería neutral.
▪ Una continuación indefinida de la situación actual, en la que se mantienen las tensiones con Rusia pero no hay una invasión, sería lo más favorable para América Latina, dicen muchos economistas. Los precios de las materias primas seguirían temporalmente altos, sin una recesión mundial.
Pero, pase lo que pase, un alza en los precios de las materias primas no será una solución para la región. América Latina ha sido la región de menor crecimiento del mundo en los últimos años, principalmente porque no atrae inversiones y sigue dependiendo de los precios mundiales de las materias primas.
En lugar de seguir apostándole a un nuevo auge de las materias primas, los países latinoamericanos deberían centrarse en atraer inversiones, como lo han hecho exitosamente los países asiáticos. Deberían eliminar las leyes que ahuyentan a las empresas y promover la educación de calidad y la innovación para atraer nuevas inversiones. Esas son las cosas que producen un crecimiento a largo plazo.
De lo contrario, veremos otro ciclo latinoamericano de apogeo artificial, seguido de una fuerte crisis financiera una vez que vuelvan a caer los precios de las materias primas. Es una película que ya hemos visto muchas veces, y que suele acabar muy mal.