Redacción Internacional, (EFE).- Camp Mystic, el campamento de verano donde el pasado julio 25 niñas y dos monitoras murieron por las riadas registradas en el estado estadounidense de Texas, ha anunciado que reabrirá parcialmente sus puertas en el verano de 2026 con nuevas medidas de seguridad.
En un mensaje a los padres difundido por la prensa el martes, la organización precisó que estará operativa su instalación de Cypress Lake, que según se dice es “completamente independiente” a la del río Guadalupe, que es la que resultó afectada por las aguas torrenciales.
“Sabemos que la seguridad es una de las mayores preocupaciones para todos ustedes, al igual que lo es para nosotros. Nuestro objetivo no es solo cumplir con las nuevas leyes de seguridad para campamentos, sino superar sus requisitos”, apunta la familia Eastland, propietaria de ese centro.
Según la cadena ABC News, entre las medidas de seguridad mejoradas hay cuatro monitores fluviales de alerta de inundaciones diseñados para proporcionar detección temprana de crecidas, radios bidireccionales en cada cabaña con alertas meteorológicas nacionales y generadores de alta capacidad para mantener el suministro eléctrico en áreas críticas del campamento, incluidas la oficina y el comedor.
El campamento estima que esas mejoras les ayudarán a mantener la comunicación con el personal de emergencias y los padres en caso necesario.
En septiembre la organización había avanzado que planeaban construir un memorial para las niñas que fallecieron y reabrir la parte de Cypress Lake, propiedad que no se vio perjudicada por las riadas del pasado 4 de julio.
“Sabemos que regresar a Camp Mystic conlleva tanto esperanza como dolor. Para muchas de sus hijas, esta vuelta no es sencilla, pero es un paso valiente en su proceso de sanación”, añade su mensaje.
El estado de Texas aprobó este verano una serie de leyes para garantizar una mayor seguridad en los campamento de verano y la legislatura estatal indicó en octubre que abrirá una investigación formal sobre la causa de las inundaciones, que en total acabaron con la vida de más de 130 personas durante la noche del 4 de julio.
El 10 de noviembre las familias de siete víctimas mortales en el campamento presentaron una demanda contra Camp Mystic y sus fundadores acusándolos de negligencia.
En su denuncia aseguraron que ese campamento cristiano para niñas ignoró durante décadas los riesgos de inundación que existían, que no tenía un plan de evacuación y que ordenó a las menores de edad y a las supervisoras a quedarse en las cabañas mientras el nivel del agua del río crecía.

