Nueva York, (EFE).- El panorama de derechos humanos en Latinoamérica “es uno de los peores de los últimos años”, según dijo hoy la directora en funciones para las Américas de Human Rights Watch (HRW), Tamara Taraciuk, al presentar el informe de la situación en la región y en el mundo en el pasado año.
“Ha habido un gravísimo deterioro del estado de derecho a nivel regional”, dijo Taraciuk, y puso varios ejemplos: “Ataques directos y frontales contra sistemas electorales, contra el Poder Judicial, contra la prensa independiente y contra la sociedad civil”, no solo por parte de las dictaduras, sino también de “líderes elegidos democráticamente, que ponen así en riesgo los pilares de la democracia”.
Si bien ha habido señales de “resiliencia democrática” en forma de elecciones que ponen fin a regímenes altamente autoritarios (Honduras o Brasil), o con decisiones de tribunales que han paralizado decisiones de algunos gobiernos, “han sido victorias pírricas”, argumentó.
Por toda la región se palpa “un gran descontento popular por la pobreza, la corrupción y la inseguridad”, un caldo de cultivo que es aprovechado por “políticos populistas que llegan al poder y no quieren o pueden enfrentar estos problemas (pero) restringen derechos”.
“Se impone la narrativa de un líder salvador que solucionará problemas”, recalcó la responsable de HRW, quien recordó que “la solución es más democracia, y no menos”.
Los desafíos “crónicos” de la región son “enormes”, y entre ellos citó la pobreza (un tercio de la población latinoamericana vive en la pobreza), el desigual reparto de la riqueza (un 20 % de la población acapara la mitad de los ingresos globales), la amenaza climática y la deforestación, más los altos niveles de violencia en toda la región, exacerbados en algunos países como Haití.
La suma de todos estos problemas ha producido un éxodo de millones de personas que escapan de la violencia o la pobreza, especialmente grave en el caso de Venezuela (7,1 millones de desplazados) y de la región centroamericana en general, además de Cuba y Haití. EFE
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