Detroit, (Notimex).- Las propuestas del presidente Donald Trump y del Partido Republicano de imponer impuestos o tarifas a los productos que ingresan a Estados Unidos, en especial aquellos que vienen desde México, eliminaría las utilidades de las automotrices estadunidenses, según un informe.
Elaborado por la consultoría Roland Berger, en el estudio se indicó que el impuesto en la frontera del país, que Trump ha dicho que en el caso de México podría ser de entre 20 y 35 por ciento, causaría el efecto “exactamente contrario” al deseado y eliminaría empleos en Estados Unidos.
Presentado el miércoles en la ciudad alemana de Berlín y en la estadunidense Detroit, en el reporte se destacó que de aplicarse el impuesto fronterizo los consumidores estadunidenses tendrían que soportar costos adicionales, los márgenes de ganancia de los fabricantes del sector automotriz se reducirían y sus ventas caerían.
“Para los fabricantes de automóviles, el resultado más probable será la presión intensa del margen y la reducción de las ventas de vehículos, posiblemente resultando en más pérdidas de empleo”, expresó Wolfgang Bernhart, socio de Roland Berger, en una declaración emitida con el análisis.
Explicó que el impuesto añadiría un costo promedio de tres mil 300 dólares por vehículo. Incluso los vehículos fabricados en Estados Unidos experimentarían un alza de mil 500 dólares en sus costos debido a la gran proporción de contenido extranjero.
El informe, basado en las cifras del sector automotriz en 2015, resaltó que los vehículos asiáticos verían aumentar los costos en dos mil dólares; mientras que los modelos europeos experimentarían un alza de cinco mil 300 dólares.
“Los costos de fabricación añadidos convertirían el mercado estadunidense en un generador de pérdidas para casi todos los fabricantes de equipo original (del sector automotriz)”, explicó Bernhart.
Precisó que los fabricantes estadunidenses perderían tanto de sus utilidades en su importante mercado interno que estas se extenderían a sus operaciones a nivel global.
Estas pérdidas de utilidad no serían contrarrestadas al trasladar la producción desde el extranjero a Estados Unidos debido a los costos de reconstrucción de las capacidades y a que la manufactura de automóviles pequeños y medianos, “ya no es económicamente viable” en este país.
En el documento se precisó que incluso si se toman en cuenta los beneficios que tendrían los hogares en caso de que paguen menos impuestos con una reforma, “el mayor costo de los vehículos borraría todos los beneficios fiscales para el hogar estadunidense promedio casi por completo”.
El informe subrayó además que todos los grandes fabricantes de equipos originales están produciendo la mayoría de sus vehículos para el mercado norteamericano en Estados Unidos, donde han invertido mucho más que en México o Canadá.
Sin embargo, en los casos de los automóviles pequeños en particular las empresas ni siquiera pueden contrarrestar los costos de fabricación de vehículos en Estados Unidos por lo que la producción en países como México “es inevitable”.
El documento también resaltó que la pérdida de empleos de la industria automotriz en Estados Unidos antes de la recesión (600 mil puestos eliminados entre 2000 y 2009) tiene poco que ver con México, donde en ese periodo se crearon sólo cerca de 100 mil empleos del sector automotriz.
Bernhart consideró que tal como sucede en otros países y sectores de la industria, los empleos se están perdiendo en la industria automotriz estadunidense debido al aumento de la automatización y el incremento simultáneo de la productividad.
“La propuesta de impuestos fronterizos no va a cambiar nada al respecto. Al contrario: se acumulan los costos adicionales para las empresas y los consumidores de Estados Unidos. El resultado será menores ventas de vehículos y menos puestos de trabajo en la industria automotriz local”, enfatizó Bernhart.