Para La Red Hispana
Durante la reunión anual de UnidosUS, uno de los más grandes grupos de abogacía por los latinos, la primera dama Jill Biden, quiso lisonjear a los hispanos: “La diversidad de esta comunidad, tan distinta como las bodegas del Bronx, tan hermosa como las flores de Miami y tan única como los tacos de desayuno aquí en San Antonio, es su fortaleza”.
Como era de esperarse, sus comentarios, que fueron hechos un día antes de la visita del presidente mexicano a Washington, desataron un aguacero de críticas. “La primera dama se disculpa porque sus palabras transmitieron todo menos pura admiración y amor por la comunidad latina”, reaccionó su portavoz Michael LaRosa.
Fue sumamente desafortunado comparar a los latinos con tacos o bodegas, pero la falta de conexión de los Biden con la comunidad hispana parece ir más allá de un resbalón declarativo. En la más reciente encuesta de la Universidad Quinnipiac entre 110 personas que se identificaron como latinos, Biden obtuvo un 24% de aprobación.
En su contra existe un entorno económico marcado por una espiral inflacionaria incontenible, ningún avance en su promesa de lograr una reforma migratoria, quejas recurrentes de la comunidad por las demoras en los trámites migratorios de residentes y ciudadanos, y un pasado marcado por haber sido el copiloto del “Deportador en Jefe”: Barack Obama.
Y todo parece indicar que los republicanos se han dado cuenta del problema latino de Joe Biden y buscan capitalizar esa debilidad y aprovecharla, tanto en la ruta hacia las elecciones de noviembre, como en el maratón hacia las elecciones presidenciales del 2024.
Un revelador reportaje de la publicación legislativa The Hill muestra que los republicanos están agresivamente cortejando a los votantes hispanos en un grupo selecto de contiendas electorales competitivas que podrían ser decisivas para determinar quién controlará la Cámara baja y el Senado en 2023. El Comité Nacional Legislativo Republicano afirma haber reclutado a un número récord de 102 candidatos latinos para el actual ciclo electoral, especialmente en estados que pudieran ser clave en los comicios, como Texas, Oregón y Virginia.
Para muestra un botón: La hispana republicana Mayra Flores ganó una reciente elección especial en Texas, abanderando no sólo ideas conservadoras sino radicales: Afirma que el Partido Demócrata es la mayor amenaza a Estados Unidos y Biden el peor presidente de la historia. El New York Times bautizó este fenómeno como “El Ascenso de las Latinas de Ultraderecha”.
Biden tuvo un momento inmejorable para reconectar con el público hispano durante la visita del presidente mexicano. Pero en lugar de presentar nuevas ideas se limitó a comprometer a su vecino a destinar 1,500 millones de dólares para mantener fuertes políticas de control migratorio. Fue una oportunidad perdida.
Ronald Reagan solía decir que los latinos tenían una identificación natural con los republicanos, pero que no lo sabían.
Todo parece indicar que eso está empezando a cambiar y que el liderazgo de ese partido ha tomado nota y planea capitalizarlo ante un presidente, y un Partido Demócrata que siempre llega tarde a responder a las necesidades de nuestra comunidad y no parecen haber decidido su grado de compromiso con los hispanos de Estados Unidos.