* Pese a los excesos, el mexicano se encumbró gracias a su voz y carisma; deja una huella imposible de borrar
(Semblanza)
México, (Notimex).- Reconocido a nivel internacional por una prodigiosa voz, por la sensibilidad transmitida a la hora de interpretar y por su carisma, José José conquistó los corazones de millones de personas en el mundo de habla hispana.
La histórica interpretación de El triste, del maestro Roberto Cantoral, durante el Festival de la Canción Latina del Mundo en 1971, efectuado en el Teatro Ferrocarrilero de la capital mexicana, marcó su destino como la leyenda de la música romántica.
Pocos saben que José José llegó a ese certamen luego de ser inscrito para defender con dos temas el nombre de México, como lo estipulaba el reglamento de la competencia: Dos, del yucateco Wello Rivas, y El triste, de Cantoral.
A partir de ese momento emergió prácticamente del anonimato para erigirse como “El Príncipe de la Canción”, alias que lo acompañaría a partir de entonces. Este 28 de septiembre falleció a los 71 años en Miami, Florida (Estados Unidos), tras complicaciones de salud.
José José logró lo que pocos intérpretes: que millones de hombres y mujeres del mundo de habla hispana se enamoraran gracias a sus canciones, con esa gran voz de barítono martín, herencia de su padre.
Vivió rodeado del éxito y, a la par de la fama y el dinero, llegaron los excesos, los cuales lo llevaron a caer en una de sus adicciones más fuertes: el alcoholismo; los daños de esta: la pérdida de la voz.
Asimismo, sufrió una parálisis facial en 2007, dos años después luchó contra la enfermedad de Lyme que le paralizó el lado izquierdo del cuerpo. “Me cuesta trabajo hablar por la falta de aire en el pulmón y de la tráquea del lado izquierdo, pero mis cuerdas vocales están limpiecitas”, reveló a Notimex hace unos años.
En los siguientes años su salud continuaba deteriorándose, fue diagnosticado diabético, enfermedad que comenzó a cobrarle factura a la vista y debió usar lentes de alta graduación. Debido a las múltiples enfermedades que lo aquejaron, el intérprete fue víctima de la depresión.
Pese a las adicciones y problemas de salud, su grandeza artística se mantuvo hasta el final, y canciones como El triste, Gavilán o paloma, Volcán, La nave del olvido o Secretos, entre numerosos éxitos, siguen conquistando y dejando huella en diferentes generaciones.
José José fue nominado nueve años consecutivos al Grammy en la categoría de Best Latin Pop Performance y la revista Billboard le otorgó reconocimiento en las categorías Top Latin Artist y Top Latin LP. Además fue condecorado como Personaje del Año por la Academia Latina de la Grabación, mención honorífica que le otorgaron antes de la entrega de los premios Grammy Latinos.
¿Quién fue José Rómulo Sosa Ortiz?
Nombre real del intérprete, nació el 17 de febrero de 1948; en muchas ocasiones se ha dicho que vio la primera luz en la colonia Clavería de la delegación Azcapotzalco, en el noroeste la Ciudad de México.
Sin embargo, en más de una ocasión “aclaró” que realmente fue en la calle de Artes (hoy Antonio Caso), en la céntrica colonia San Rafael de la hoy alcaldía Cuauhtémoc, y después fue llevado a Clavería donde pasaría gran parte de su adolescencia.
Creció en el seno de un hogar disfuncional, con un padre alcohólico y neurótico, impositivo e intolerante, con leyes que rayaban más allá de lo normal. Para nadie era un secreto, ya que él lo declaró en numerosas ocasiones, que la tiranía paterna ejercida en su hogar lo lastimó de sobremanera y que al paso de los años lo traumatizaría emocionalmente.
Entre las virtudes de su papá, el tenor José Sosa Esquivel, de la Ópera Nacional de México -su madre fue la concertista de piano Margarita Ortiz-, se encontraba justamente el gusto por la música, algo que heredó José José.
Su fragilidad emocional lo llevó en numerosas ocasiones a los hospitales en donde amigos y familiares intentaban desintoxicarlo; pero las malas compañías, así como la supuesta debilidad de carácter serían las causas principales que lo llevaron a caer en el alcoholismo y la drogadicción.
Tras el abandono del padre para irse a vivir con otra mujer, José José creyó que, llevando serenatas, por las que recibía una paga de 20 pesos cada una, podría ayudar al sostenimiento del hogar que estaba a punto de resquebrajarse.
Fue en 1965, gracias a una de esas serenatas, que tuvo la primera oportunidad para grabar un álbum en Discos Orfeón Dimsa, el cual no contó con éxitos. Tras esa aventura, que consideró un descalabro, se aventuró a formar con sus amigos de la colonia, Enrique Herrera y Gilberto Sánchez Galguera, un grupo de jazz y bossa nova al que bautizaron como Los PEG, aventura que duró menos de cinco años.
En 1968, luego de andar de aquí para allá, cantando en bares y restaurantes como los hoy desaparecidos El Señorial, en la Zona Rosa, y Apache 14, de los artistas Carmela y Rafael, la diosa fortuna se fijó en él.
Ignacio González y Armando Manzanero lo fueron a ver a El Apache y le presentaron al autor de La Bikina, el compositor y arreglista Rubén Fuentes, quien quedó impresionado por su forma de cantar.
Un año más tarde lo convencieron para grabar una producción discográfica en la entonces RCA Víctor; pero otra vez nada se logró ya que ejecutivos de la compañía consideraron que el disco no era comercial. De acuerdo con fuentes hemerográficas se trató del álbum Buscando una sonrisa, que luego dio pie a una película.
Sin embargo, el destino lo veía con mejores ojos y fue el productor discográfico Guillermo Infante quien le mostró el tema La nave del olvido, del letrista y compositor Dino Ramos, canción ganadora de un festival en Argentina.
En marzo de 1970 participó en el Segundo Festival de la Canción Latina del Mundo y aunque quedó en tercer lugar, detrás de Canción de amor y paz que interpretó la brasileña Claudia Brasil, y Con los brazos cruzados, que cantó Mirla Castellanos representando a Venezuela, José José despuntó hacia latitudes insospechadas.
El triste se convirtió en un éxito en todo el continente, incluso se editó en Rusia, Egipto, Israel y Japón, pero la fama por la que tanto había luchado le trajo innumerables pruebas que no pudo sortear.
En 1972 José José enfermó gravemente de una neumonía, incluso se paralizó su diafragma, lo que de momento afectó su voz y para siempre uno de sus pulmones; esto le cobraría una enorme factura por la constante ingesta de cortisona.
En esta década también incursionó en la pantalla grande con las cintas Buscando una sonrisa (1971); al año siguiente en Sueño de amor, con Verónica Castro y Sasha Montenegro, a la cual le siguió La carrera del millón (1973), con Nadia Milton.
Sin descuidar la música, José José se consagró con los álbumes Reencuentro (1977), Volcán (1978) y Lo pasado, pasado (1979). Con Secretos, grabado en España en 1984 y considerada la mejor producción en su carrera de cantante, logró vender más de 11 millones de copias.
Su prestigio como intérprete lo llevó a ser seleccionado para la grabación, en los Estudios Criteria de Miami, del tema Cantaré, cantarás, en el que participan connotados vocalistas latinoamericanos y que durante 1985 logran gran éxito en América Latina.
Ese mismo año protagonizó Gavilán o Paloma, al lado de Christian Bach, Gina Romand y Jorge Ortiz de Pinedo, entre otros actores; en este filme de corte autobiográfico plasmó triunfos y descalabros en su vida artística y profesional. Tres años más tarde intervino en la película Sabor a mí, dirigida por René Cardona júnior y basada en la vida del cantautor oaxaqueño Álvaro Carrillo.
Tras su divorcio en 1993 de Anel Noreña y el distanciamiento de sus hijos, cayó en una depresión que lo convirtió en un bebedor empedernido. Fue gracias a sus amigos, el periodista Ricardo Rocha, el empresario Darío de León y la productora teatral Tina Galindo, que José José dejó aquel mundo sórdido y nuevamente entró a rehabilitación.
En la década de los 90, su voz comenzó a sufrir los estragos en la salud, causados por su incesante actividad y problemas físicos que lo aquejaban tras la crisis respiratoria surgida años atrás; estos problemas afectaron sobremanera al cantante.
Pese a sus problemas de salud, José José continuó haciendo producciones discográficas, tales como 40 y 20, Grandeza mexicana y Mujeriego, entre otras, las cuales obtuvieron múltiples discos de Oro y de Platino.
En 1995 participó en la película dirigida por Raúl Araiza Perdóname todo, al lado de Alejandra Ávalos, Arturo Beristáin, Sergio Jiménez y Alberto Pedret, entre otros actores.
En 2001 sus pulmones tan averiados por el abuso de cortisona y antibióticos volvieron a causarle problemas. La prensa amarillista auguraba que había perdido la voz y jamás volvería a cantar.
Pero José José regresó a la música con el disco Tenampa, con la ayuda del cantautor Juan Gabriel y dos años más tarde lanzó El príncipe con trío, álbumes 1 y 2 (2009), así como Biografía en canción volumen 1, 2 y 3 (2013).
En cuanto a la televisión, formó parte del elenco de la versión mexicana de la telenovela La fea más bella, protagonizada por Jaime Camil y Angélica Vale, en la que interpretó a “Erasmo Padilla”, esposo del personaje de Angélica María.
El 6 de junio de 2007 sufrió una parálisis facial que lo mantuvo alejado varios meses de los escenarios y un año después su casa disquera lanzó a la venta El Príncipe y el bolero. En septiembre de ese año, la Academia de la Grabación (LARAS, por su sigla en inglés) le rindió un magno homenaje en Miami, Florida.
Asimismo, participó en la grabación de la producción “73 mil amaneceres”, dedicada al Bicentenario de México y en la que también participan Marco Antonio Muñiz, María Victoria, Armando Manzanero y Olivia Gorra.
En 2008 el cantante publicó su autobiografía Esta es mi vida y tres años después inició la gira El regreso del Príncipe, con la que recorrió los más importantes escenarios de Centro y Sudamérica, además de Estados Unidos y México.
El 24 de marzo de 2017 anunció que padecía cáncer de páncreas y se sometería a un tratamiento. En un video agradeció todo el amor recibido por el pueblo mexicano y “a quien le debo todo lo que soy”.
El 13 de noviembre fue intervenido quirúrgicamente para extraerle el tumor y en diciembre nuevamente fue hospitalizado en el Instituto Nacional de Nutrición “Salvador Zubirán”, en el sur de la Ciudad de México, para recibir tratamiento por neumonía severa.
En los primeros días de enero de 2018, con un peso de sólo 50 kilogramos, fue reingresado para recibir un tratamiento que le ayudara a absorber los alimentos y nutrientes.
En un evidente estado físico débil, el 6 de febrero de ese año el cantante fue trasladado en un vuelo privado hacia la ciudad de Miami, en Estados Unidos, donde vive su esposa Sara. Fue ingresado en el Hospital “Jackson Memorial”.
Durante estos meses fue filmada la bioserie sobre su vida, José José: El príncipe de la canción, que protagonizó Alejandro de la Madrid y comenzó a ser transmitida en Telemundo el 15 de enero de 2018.
José José y el amor
La primera mujer que llegó a su vida fue la socialité más influyente de la época: Natalia Herrera Calles, llamada en sociedad La Kiki, una mujer 20 años mayor que él, divorciada y con tres hijos. En 1971 contrajeron matrimonio y vivieron algunos meses de felicidad plena, pero al final todo se tornó en una pesadilla y se divorciaron en 1973. Ella falleció en un accidente en noviembre de 1983.
En 1970, durante un viaje a Estados Unidos para recibir su primer Disco de Oro, José conoció a Ana Elena (Anel) Noreña Grass, una bella modelo y actriz mexicana con la que en 1974 procreó a José, su primogénito, y ocho años después a Marysol, “su princesa”.
La pareja se casó en 1976 y durante 21 años permaneció junta, en una relación tormentosa y muy publicitada por los problemas de alcoholismo y drogadicción del cantante, así como los cambios de humor y la batalla contra el sobrepeso de ella.
“El Príncipe de la Canción” volvió a encontrar el amor en Sara Salazar, una cubana de Miami con dos hijas, Monique y Celine, lo que resultó su salvación en momentos en que el consumo de tres litros de tequila y drogas lo habían sumido nuevamente en un pozo sin fondo. En 1995 se casaron y con ella procreó a Sarita. Su ahora esposa se convirtió también en su mánager.