El anuncio de un grupo disidente de guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) de que romperá el acuerdo de paz y reanudará la lucha armada ha sido visto por muchos como un problema interno de Colombia. Pero no lo es: lo más probable es que se convierta en una disputa entre Colombia y Venezuela, y que quizás hasta derive en un conflicto regional.
El presidente de Colombia, Iván Duque, ya culpó públicamente a Venezuela. Duque dijo horas después del anuncio de las FARC del jueves 29 de agosto que se trata de “una banda de narcoterroristas que cuenta con el albergue y el apoyo de la dictadura de Nicolás Maduro”.
Además, el gobierno colombiano dijo que el video de 32 minutos en el que los rebeldes de las FARC anunciaron su decisión de volver a las armas había sido grabado en territorio venezolano. Funcionarios colombianos dicen que Maduro, con la ayuda de Cuba, decidió ayudar a reactivar a los rebeldes colombianos para desestabilizar a Colombia.
“Venezuela se está convirtiendo en el Irán de Sudamérica”, me dijo el embajador de Colombia en Washington, Francisco Santos. “Así como Irán usa a Hezbolá para desestabilizar a los países vecinos, Venezuela usa organizaciones terroristas para desestabilizar a sus vecinos”.
El grupo disidente de las FARC que decidió volver a tomar las armas cuenta con unos 2,000 guerrilleros, mientras que otros 13,000 ex guerrilleros de las FARC siguen apegados al acuerdo de paz de 2016.
Pero los líderes del grupo disidente de las FARC que decidieron retomar las armas dijeron que buscarán asociarse con el ELN, otro grupo guerrillero que, según el gobierno colombiano, está aún más vinculado a Venezuela. Un 47 por ciento de los rebeldes del ELN operan desde territorio venezolano, según funcionarios colombianos.
Existen varias razones por las cuales Venezuela, Colombia, Brasil e incluso Estados Unidos podrían –intencionalmente o no– enfrascarse en un conflicto regional.
Maduro está contra las cuerdas, a medida que la crisis humanitaria de Venezuela se agrava, y puede haber decidido aumentar su apoyo a la guerrilla colombiana para desviar la atención de la crisis de su país y debilitar a su mayor enemigo en el vecindario.
El dictador venezolano a menudo ha manifestado públicamente su simpatía por los guerrilleros colombianos. El mes pasado, reiteró que los líderes fugitivos de la guerrilla colombiana serían bienvenidos en su país.
Si aumentan las tensiones entre Colombia y Venezuela, Maduro presentaría a su país, y a sí mismo, como presuntas víctimas de la “agresión” de Colombia y Estados Unidos. Eso podría ayudarlo a despertar las pasiones nacionalistas en Venezuela y a aumentar sus desastrosos índices de popularidad.
Colombia y Brasil, a su vez, podrían estar ansiosos por acelerar el fin del régimen de Maduro, ya sea través de una rebelión militar interna o presiones externas, porque están siendo inundados de refugiados venezolanos. Más de 1.3 millones de exiliados venezolanos ya viven en Colombia, y se estima que 5,000 más cruzan la frontera todos los días.
El gobierno de Trump, a su vez, ha reducido últimamente sus insinuaciones de que podría considerar una intervención militar en Venezuela. Sin embargo, a medida que se acercan las elecciones estadounidenses de noviembre de 2020, Trump necesita desesperadamente un éxito en política exterior.
Los grandilocuentes anuncios de Trump de un posible acuerdo nuclear con Corea del Norte, negociaciones de paz en el Medio Oriente y otras iniciativas de política exterior hasta ahora no han resultaron en nada, salvo fotografías de relaciones públicas.
Trump podría verse tentado de apoyar a Colombia sin tropas estadounidenses en el terreno si hubiera un choque armado entre Colombia y Venezuela. Si Estados Unidos ayudara a Colombia con un bloqueo naval, por ejemplo, Trump se jactaría de haber sido instrumental en derrocar al dictador venezolano.
Todo esto es muy especulativo, y sigo creyendo que una intervención estadounidense en Venezuela es poco probable. Pero un resurgimiento de la violencia de las FARC y el ELN en Colombia, con el respaldo de Venezuela, cambia la situación que existía en los últimos años, y aumenta la posibilidad de internacionalizar el conflicto interno de Colombia.