Ciudad de Panamá, (EFE).- Los niñas, niños, adolescentes y jóvenes migrantes que cruzan la densa selva del Darién, la frontera natural entre Panamá y Colombia, siguen enfrentando graves riesgos durante esta travesía, que hacen miles de personas buscando llegar a Norteamérica, según una evaluación difundida por la ONG global Plan Internacional.
Divulgada en el marco del Día Internacional del Migrante, que se celebra cada 18 de diciembre, la Evaluación de Necesidades que Plan International realizó en los municipios colombianos de Turbo y Necoclí, revela la persistencia de estos “riesgos críticos de protección” que enfrentan los infantes, adolescentes y adultos que cruzan este paso fronterizo.
Tráfico y trata de personas, violencia basada en género, explotación sexual y laboral, reclutamiento forzado y uso y utilización por parte de grupos armados no estatales (GANE), están entre estos graves riesgos que encaran las familias en tránsito, principalmente las niñas, las adolescentes y las mujeres adultas, señala el estudio.
También la inseguridad constante, la separación familiar y el desconocimiento de las rutas migratorias agravan los problemas de salud mental como el estrés y la ansiedad, afectando de manera desproporcionada a la niñez y la adolescencia, principalmente a la niñez no acompañada o separada.
Pamela Escobar, vicepresidenta Programática de Plan International en Colombia, dice al respecto que “las niñas, niños y adolescentes en movilidad humana forzada que transitan por el Tapón del Darién para llegar a Estados Unidos se exponen a riesgos de protección como la explotación con distintos fines”, señala un comunicado de Plan.
“La mendicidad, el trabajo forzado y la explotación sexual son algunos de los riesgos que se agravan cuando permanecen en playa y calle hasta conseguir los recursos para continuar su tránsito. Esto por su situación de precariedad y vulnerabilidad, comprometiendo su bienestar e integridad”, por lo que “es crucial mantener nuestras respuestas humanitarias integrales para la niñez y la adolescencia”, destaca Escobar.
En el análisis de Plan, la violencia y el abuso, físico como sexual, son identificados como los riesgos más frecuentes, al igual que la “carencia de recursos básicos que salvan vidas como agua potable, alimentos y elementos de higiene personal”, y la inseguridad que se manifiesta en esta región en robos, estafas y extorsiones principalmente por los GANE.
Plan pone atención también en la “interrupción de trayectorias escolares” de los menores, una preocupación que define como “crítica” ya que “puede derivar en rezagos en el proceso de aprendizaje, limitaciones en oportunidades futuras e incluso analfabetismo”.
Llamado a medidas urgentes de protección
Plan acompañó el lanzamiento de su Evaluación de Necesidades con un llamado “urgente” para fortalecer los mecanismos de protección de la niñez y a garantizar una asistencia humanitaria integral, con un enfoque en salud mental, educación en emergencia y servicios básicos.
Esto habrá de tener en cuenta “las necesidades humanitarias inmediatas de las niñas y los niños, y en particular, las afectaciones y necesidades que enfrentan las niñas, las adolescentes y las mujeres jóvenes”.
La ONG subraya la importancia de “proporcionar información clara sobre el tránsito, los derechos migratorios y rutas de protección disponibles para las familias en movilidad humana”.
En el último año, Plan ejecutó dos proyectos humanitarios en la región del Darién, entre Colombia y Panamá, para responder al aumento de los flujos migratorios mixtos y proteger a la niñez.
Estos proyectos han apoyado en la preparación y resiliencia de más de 10.000 personas migrantes en tránsito, especialmente mujeres embarazadas, madres lactantes y niños menores de 5 años, según la ONG.