Señor Trump, ¿Así que los inmigrantes ‘infestamos’ a EEUU?

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Andres Oppenheimer
Andres Oppenheimer

Por Andrés Oppenheimer

Después de los últimos tuits del presidente Trump, ya no quedan dudas: sus crecientes diatribas contra los inmigrantes indocumentados no tienen mucho que ver con inmigración, sino con explotar las ansiedades raciales de gente preocupada por el hecho de que Estados Unidos está dejando de ser un país de mayoría blanca.

En medio del escándalo por la política de Trump de separar a los niños inmigrantes de sus padres en la frontera, el presidente tuiteó el martes que los inmigrantes “infestan” este país, como si fueran animales portadores de enfermedades infecciosas.

Los historiadores y lingüistas se apresuraron a recordarnos que, a lo largo de la historia, la deshumanización de las personas fue el primer paso hacia algunas de las peores atrocidades de la humanidad.

“Para cualquiera que esté familiarizado con la historia nazi… y la campaña para pintar a los judíos como insectos o animales, y ciertamente no humanos, la palabra ‘infestar’ no sólo es notable, sino aterradora”, escribió la columnista Aviya Kushner en el portal de internet judío Forward.com. La literatura nazi a menudo describía a los judíos como ratas que estaban “infestando” a Europa, agregó.

Trump ha estado tratando de demonizar a los inmigrantes indocumentados desde el primer día de su campaña, cuando afirmó falsamente que la mayoría de los inmigrantes mexicanos son “criminales” y “violadores”.

Así, logró el apoyo de millones de estadounidenses preocupados por el hecho de que Estados Unidos se ha vuelto un país más étnicamente diverso, y menos blanco.

Desde entonces, Trump y su máquina propagandística, Fox News, han escalado gradualmente su retórica antiinmigrante. Trump no sólo apoyó tácitamente a grupos neonazis cuando afirmó que había “gente muy buena en ambos lados” de un enfrentamiento entre neonazis y manifestantes antirracistas en Charlottesville, sino que también se refirió a naciones centroamericanas y africanas como “países de m….”.

Al igual que muchos demagogos populistas, Trump está tratando de inflamar las pasiones raciales para energizar a sus bases, y hacer que salgan a votar en las elecciones legislativas de noviembre. Necesita una base motivada para intimidar a los republicanos en el Congreso, y evitar que eventualmente voten contra él si hay un juicio político por los lazos de su campaña con Rusia.

Lo cierto es que, contrariamente a lo que nos quiere hacer creer Trump, la inmigración ilegal está en sus niveles más bajos en 10 años, a pesar de un aumento relativo en los últimos meses.

Las aprehensiones en la frontera sur de Estados Unidos, que a menudo se utilizan como un medidor de los flujos de inmigración ilegal, se han desplomado de 1.7 millones en 2000 a 310,000 el año pasado, según la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos.

Además, la economía de EEUU ha estado mejorando constantemente desde hace años, y el desempleo ha alcanzado sus niveles más bajos en la historia reciente. El motivo por el que Trump arremete contra los inmigrantes es otro.

“Por primera vez en la historia de los Estados Unidos, los blancos están a punto de perder su condición de mayoría del país”, escribe la profesora de MIT Amy Chua en el número actual de la revista Foreign Affairs.

Citando un estudio de 2011 que muestra que más de la mitad de los estadounidenses blancos cree que los blancos se han convertido en las principales víctimas de la discriminación, agrega que “cuando los grupos se sienten amenazados, se retiran al tribalismo. Cierran filas y se vuelven más insulares, más defensivos, más centrados en el ‘nosotros contra ellos’ “.

Al comienzo del gobierno de Trump, cuando critiqué sus diatribas contra los inmigrantes, muchos de sus partidarios me enviaban correos electrónicos diciendo que “no estamos contra la inmigración, sino contra la inmigración ilegal”. Bueno, ya han dejado de decir eso. Se han quitado la careta.

Desde entonces, Trump ha arremetido contra los “soñadores” que llegaron a este país cuando eran niños, y hasta está considerando propuestas para negar la ciudadanía a algunos inmigrantes legales.

Ya está claro. Ni el muro fronterizo ni la separación de niños inmigrantes de sus padres tienen que ver con un debate sobre inmigración. Se trata, pura y simplemente, de demagogia racista.