La vida y la muerte nos une a todos, pero una muerte trágica, automovilística e inesperada une a algunos. Es el caso de Álvaro Carrillo Alarcón y Gustavo Adolfo Hinojosa Cuéllar.
El primero, un afamado compositor que murió trágicamente en 1969. El segundo, un prestigiado ingeniero de CONAGUA, coincidentemente fallecido en un accidente carretero en el 2019. Las muertes de ambos las separa medio siglo. Álvaro Carrillo, en el kilómetro 12.5 de la autopista México – Cuernavaca. Gustavo Hinojosa, en el kilómetro 35 de Cd. Victoria – San Luis Potosí.
Ingeniero Álvaro Carrillo Alarcón e Ing. Gustavo Adolfo Hinojosa Cuéllar
Dualidades interesantes conectaron a estos dos personajes. Ambos eran ingenieros agrónomos. Ambos eran egresados de Chapingo. Ambos se conocieron frugalmente, cuando el compositor hacía su concierto anual en Chapingo.
Uno virtuoso y famoso, con sueños alcanzados y con muchos mas por lograr; el otro un estudiante lleno de ilusiones que comenzaba a soñar en aquellos conciertos en los que sus miradas se deben haber cruzado. Uno cantando, y otro admirándolo, sin saber que a ambos los uniría una muerte trágica.
Cabe destacar que aún cuando sus profesiones, la universidad chapinguera, y la muerte los unió, la vida los separó de muchas maneras. Álvaro Carrillo lo reclamó su arte y su composición sin que nunca hubiese ejercido como ingeniero. Gustavo Hinojosa fue siempre un ingeniero. Gustavo era rubio, Álvaro era de descendencia africana. A Gustavo de niño le decían “Güero”, a Álvaro le decían en su infancia “Negro”. El Ing. Carrillo Alarcón venía de una toma de posesión del Gobernador de Morelos cuando el accidente automovilístico–injustamente- le quitó la vida. El Ing. Hinojosa Cuéllar venía de una reunión profesional de San Luis Potosí cuando otro accidente automovilístico, igualmente injusto, le reclamó la vida.
Hubo otras coincidencias. Ambos eran brillantes, uno como compositor de nivel internacional, otro como especialista en irrigación de nivel internacional. Ambos fueron acompañados mortalmente en su escena trágica por otras dos personas Gustavo Adolfo por su compañero de trabajo, otro Ingeniero, y el conductor, el joven Rodrigo. Álvaro Carrillo por su propia esposa que murió horas después y el conductor del vehículo el “Negro Rafa”, amigo entrañable.
En ambos casos, las entrañables e irreparables perdidas ocurrieron en primavera. Álvaro murió en el lugar del accidente un 3 de abril de 1969. Gustavo tuvo el accidente precisamente a la entrada de la primavera el 21 de marzo del 2019, muriendo 48 horas después, el 23 de marzo en un hospital de Cd. Victoria, Tamaulipas.
Las coincidencias siguen, Álvaro compuso más de 300 canciones, Gustavo fue autor principal de más de 300 proyectos hidráulicos. Álvaro compuso Luz de Luna, Gustavo contemplaba la luz de la Luna en casa mientras se deleitaba asando carne y disfrutando vinos deliciosos. Un momento mágico envuelve a comensales al escuchar “Andariego” de Álvaro Carrillo, y “andariego” y llena de magia fue la vida profesional de Gustavo.
El diálogo de ambos finados puede seguir así:
Álvaro Carrillo Gustavo Hinojosa
La Mentira “Fue la política para mi”
Un Poco Más “Enderezar a CONAGUA”
Seguiré mi Viaje “Lo que ambos pensamos después del accidente”
Como un Lunar “La corrupción de México”
Cancionero “Fuiste el mejor hermano Álvaro”
La Señal “El triunfo de MORENA”
Amor Mío “Tu esposa Ana María, y mi esposa Camerina”
Diariamente “Lidiar con los incompetentes”
Sabrá Dios “Si AMLO logre cambiar a México”
Sabor a Mi “Tus canciones de Oaxaca, y la carne que asaba de Tamaulipas, con vinos”
Quizá, allá en la post-vida se encuentren, sus miradas ya no serán frugales, serán intensas, y mientras Gustavo le esté cocinando una carne asada a Álvaro, éste lo estará deleitando con sus canciones.
¡Descansen en paz chapingueros divinos, unidos en la muerte!