Por Andrés Oppenheimer
Hay buenas noticias en Washington a pesar de la creciente lucha partidista sobre la disparatada decisión del presidente Trump de declarar una emergencia nacional para construir un muro fronterizo de $8,000 millones: los líderes del Partido Demócrata están respaldando sólidamente la decisión de Trump de derrocar al gobernante ilegítimo de Venezuela, Nicolás Maduro.
Aunque a los demócratas les resulte comprensiblemente difícil apoyar cualquier cosa que venga de Trump, uno de los líderes más mentirosos y polarizantes de la historia de Estados Unidos, muchos demócratas reconocen que Trump hizo lo correcto al reconocer a Juan Guaidó como el presidente legítimo de Venezuela.
La presidente de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, la figura más poderosa del Partido Demócrata, se reunió con el embajador de Guaidó en Estados Unidos, Carlos Vecchio, el 13 de enero, y reiteró su apoyo al gobierno de Guaidó.
“El apoyo de Pelosi es muy importante porque le envía a Maduro un mensaje poderoso de que en Estados Unidos existe una posición sólida y unificada sobre Venezuela”, me dijo Vecchio después de la reunión.
En una declaración del 8 de febrero, Pelosi había anunciado ya su decisión “de reconocer a Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional, como presidente interino hasta que se puedan celebrar elecciones justas y libres”. Agregó que “el régimen represivo de Nicolás Maduro … debe ser condenado rápidamente por toda la comunidad internacional”.
Otros líderes demócratas clave también se han pronunciado a favor de Guaidó. El ex vicepresidente Joe Biden, quien está evaluando postularse para la nominación presidencial demócrata en el 2020, tuiteó que “la comunidad internacional debe apoyar a Juan Guaidó”.
El líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer, los senadores demócratas Dick Durbin y Bob Menéndez, así como el representante demócrata Eliot Engel, que encabeza la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara, también están defendido la causa de la democracia en Venezuela.
A diferencia de Trump, la mayoría de ellos también solicita que a los refugiados venezolanos en Estados Unidos se les otorgue el Estatus de Protección Temporal (TPS).
Los demócratas se enorgullecen de liderar la causa de Venezuela en el Congreso. Hay cuatro grandes proyectos de ley sobre Venezuela en la Cámara de Representantes y todos han sido presentados por demócratas, dicen.
Entre ellos está el proyecto de ley para restringir las ventas de armas y gases lacrimógenos a las fuerzas de seguridad de Venezuela, presentado por la representante federal Donna Shalala, y otro proyecto de ley que solicita al Departamento de Estado una evaluación de la presencia rusa en Venezuela.
Está claro que parte del apoyo bipartidista a Guaidó tiene mucho que ver con la política interna de Estados Unidos. Trump se ha dado cuenta que adoptar una línea dura sobre Venezuela puede ayudarlo a ganar la Florida, un estado clave en las elecciones del 2020, con gran cantidad de votantes cubanoamericanos.
Trump vendrá a Miami el lunes para hablar sobre Venezuela, sólo dos semanas después que lo hizo el vicepresidente Mike Pence.
Y los demócratas no quieren quedarse atrás. La representante demócrata Debbie Wasserman Schultz está organizando una conferencia sobre Venezuela el 23 de febrero en Weston, en el sur de la Florida, con la presencia del senador Menéndez, el embajador Vecchio y líderes de la comunidad venezolana en el exilio.
Es cierto que algunos demócratas de izquierda, como el senador Bernie Sanders y –la peor de todos ellos– la representante Ilhan Omar, demócrata por Minnesota, están criticando tácita o explícitamente el apoyo de Estados Unidos a Guaidó. Pero también los republicanos tienen sus propios extremistas en el Congreso, como el representante Steve King.
Los líderes demócratas ahora deberían presionar a todos los candidatos presidenciales de su partido para que respalden a Guaidó, como lo hizo Biden. Y deberían ir a la frontera colombiana para llamar la atención en Estados Unidos y del mundo sobre la crisis humanitaria en Venezuela.
Afortunadamente, Pelosi y la mayoría de los principales demócratas se están dando cuenta de que la libertad en Venezuela debe ser una causa bipartidista. Y han comenzado a actuar en esa dirección, incluso en medio del actual clima de guerra política en Washington.