Para La Red Hispana
Al cabo de varias semanas de intensos jaloneos políticos y legislativos, el Congreso federal finalmente aprobó el oportuno y necesario paquete de rescate económico por 1.9 millones de millones de dólares, el más reciente durante la pandemia del COVID-19.
La alta popularidad del paquete, que cuenta con el apoyo de más del 70% de la población en general, e incluso goza un respaldo mayor entre latinos, afroamericanos y asiáticos, sugiere no sólo que la urgencia de la ayuda es real, sino vital para las comunidades más desproporcionadamente golpeadas por la pandemia.
Millones de personas que estaban a punto de perder el apoyo por desempleo a partir del 14 de marzo, podrán ahora continuar recibiendo un pago federal de $300 por semana hasta el mes de septiembre, mientras que el cheque por $1400 será recibido por individuos que ganen menos de $75,000 al año o parejas que ganen menos de $150,000 dólares.
La iniciativa incluye además una generosa dotación de recursos a los estados y condados, así como ayuda de emergencia para lidiar con muchos aspectos de la pandemia, incluida la distribución de vacunas, además de 27 mil millones de dólares a personas sin capacidad económica para pagar su renta o hipoteca
Una de sus cláusulas más generosas incluye la expansión del crédito fiscal para niños, cuyas familias podrían empezar a recibir alrededor de $300 mensuales para niños menores de cinco años y 250 para mayores de esa edad, lo que podría permitir recortar la pobreza infantil en un 45%, según proyecciones de la administración Biden.
El paquete no sólo no contó con el apoyo de los republicanos, sino que miembros de ese partido, como el senador de Wisconsin Ron Johnson, hicieron lo posible por demorarlo y descarrilarlo, incluida su idea de obligar a los funcionarios parlamentarios a leer las 628 páginas de la iniciativa.
Uno de los principales argumentos de los republicanos es que la iniciativa de ley estaba repleta de gastos o proyectos totalmente desvinculados de la pandemia, incluido el aumento a los salarios mínimos o planes de infraestructura en los estados de algunos senadores demócratas.
El incremento de los salarios mínimos finalmente fue removido de la iniciativa luego que el experto parlamentario del Senado dictaminó que no era apropiado hacerlo dentro del proceso de reconciliación presupuestal.
Y es verdad que algunos proyectos no tenían que ver con la pandemia, pero el juego de rellenar este tipo de iniciativas con proyectos personales tiene incluso un nombre: “puerco” y ha sido jugado alegremente por los dos partidos prácticamente desde la fundación de la República.
Más allá de la dimensión política del paquete, la realidad es que tendrá un efecto inmediato, real y significativo para millones de personas afectadas por la pandemia, incluidos millones de trabajadores que todos los días han arriesgado en la vida y apenas pueden subsistir. Y por eso, más que para alguno de los dos partidos, debe verse como un triunfo para todos.