Una lamentable postura de México y el presidente electo de Argentina

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¡Qué vergüenza! El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y el presidente electo de Argentina, Alberto Fernández, se pusieron del lado de Cuba y Venezuela al apresurarse a aceptar la dudosa victoria electoral del gobernante boliviano Evo Morales, que según una misión de observación internacional de 92 miembros pudo haber sido fraudulenta.

En caso de que no hayan seguido el caso boliviano de cerca, Morales se postuló para un cuarto mandato en las elecciones del 20 de octubre, a pesar de que su propia Constitución originalmente le prohibía servir más de dos mandatos consecutivos. Pero lo que sucedió durante el proceso de conteo de votos el 20 de octubre fue igual de escandaloso.

A las 8 p.m. de la noche, el tribunal electoral controlado por Morales emitió una declaración que mostraba que, con el 83 por ciento de los votos contados, Morales no estaba obteniendo la diferencia del 10 por ciento de ventaja que necesitaba para evitar una segunda vuelta. En Bolivia era vox populi que a Morales le hubiera costado ganar una segunda vuelta, porque la mayoría de la media docena de candidatos de la oposición se habrían unido contra él.

Pero el sistema de conteo de votos misteriosamente se cayó poco después de las 8 de la noche, y no hubo nuevos resultados durante las siguientes 23 horas. Cuando se anunciaron los nuevos resultados al día siguiente, Morales había revertido misteriosamente la tendencia, y ahora estaba cerca de ganar en la primera ronda.

Horas después, Morales se proclamó ganador en la primera vuelta, ante el asombro de los observadores internacionales.

La misión de observación electoral de 92 expertos de la Organización de Estados Americanos (OEA) que supervisó la votación por invitación de Morales emitió un comunicado manifestando su “profunda preocupación y sorpresa por el cambio drástico y difícil de justificar en la tendencia de los resultados” tras la interrupción del conteo.

La misión electoral de la OEA concluyó que la victoria de Morales era dudosa y que la mejor opción sería convocar una segunda vuelta electoral. Estados Unidos, la Unión Europea y las democracias más grandes de América Latina, incluido Brasil, apoyaron la recomendación de la OEA de realizar una segunda vuelta electoral. Sólo las dictaduras de Cuba y Venezuela aceptaron de inmediato la “victoria electoral” de Morales.

El principal candidato opositor Carlos Mesa denunció un fraude masivo, y la oposición inició un paro nacional. Morales reaccionó ofreciendo a la OEA realizar una auditoría de la votación, pero Mesa me dijo en una entrevista que la oferta de Morales era “retórica y demagógica”, porque venía con varias condiciones diseñadas para ganar tiempo y hacerla inútil.

Entre otras cosas, el régimen de Bolivia dijo que las recomendaciones finales de una auditoría de la OEA no podían ser vinculantes.

El 28 de octubre, un día después de las elecciones presidenciales de Argentina, el presidente electo Fernández dio su bendición oficial a la cuestionable reelección de Morales. En un tuit, Fernández agradeció a Morales “por tu amistad” y le envió “mis felicitaciones por tu triunfo electoral”.

El presidente de México, López Obrador tuiteó poco después que había felicitado telefónicamente a Fernández y a Morales, “quienes triunfaron en elecciones libres y democráticas en sus países”.

Fernández ha anunciado que su primer viaje al extranjero como presidente electo será a México, y que será un aliado cercano de López Obrador en asuntos de política exterior.

La postura de López Obrador y Fernández sobre Bolivia es preocupante. ¿Cómo llegaron a la conclusión de que Morales ganó una elección democrática, cuando la misión de 92 expertos de la OEA dictaminó lo contrario?

¿Por qué se apresuraron a ponerse del lado de Cuba y Venezuela y felicitar a Morales, sin esperar un recuento de votos o una segunda vuelta electoral?

El apoyo de ambos a la dudosa elección de Morales es un mal presagio para Argentina, México y América Latina. Si México y el gobierno entrante de Argentina no defienden la democracia en el exterior, crearán un precedente peligroso para no respetarla en sus propios países.