Sao Paulo, (EFE).- El español Fernando Alonso (Aston Martin), que volvió a causar la gran sensación al acabar tercero el Gran Premio de Sao Paulo (Brasil), el decimonoveno y antepenúltimo del Mundial de Fórmula Uno, festejó en el circuito de Interlagos su podio número 106 en la categoría reina, el octavo del año. Lo hizo, además, a lo grande, con otra exhibición, en la que contuvo en las últimas vueltas los ataques del mexicano Sergio Pérez (Red Bull), segundo en un campeonato que desde hace un mes se anotó de forma matemática el compañero de éste, el neerlandés Max Verstappen.
Verstappen elevó a 17 su propio récord de victorias en un mismo año, pero que el neerlandés gane una carrera ya no es noticia. Sí lo fue la magistral puesta en escena en las últimas vueltas del doble campeón mundial asturiano, de 42 años y que sigue lustrando su brillante palmarés en la que es su vigésima temporada en la F1.
Alonso fue tercero en el estreno de Baréin, repitió ese puesto en Yeda (Arabia Saudí), en Melbourne (Australia) y en Miami (EEUU). Elevó la apuesta con un segundo en Mónaco y repitió ese puesto en Montreal (Canadá) y en Zandvoort (Países Bajos), antes de volver a ser tercero este domingo y festejar un puesto que supo a victoria.
El catedrático de Oviedo acabó tercero en un circuito que le trae recuerdos inmejorables y en el que festejó sus dos títulos (2005 y 2006), en una carrera en la que Verstappen se impuso por delante del inglés Lando Norris (McLaren), segundo en cruzar una meta que rebasaron, casi al mismo tiempo, Fernando y ‘Checo’: que se tuvo que conformar con la cuarta plaza final y con reforzar su segundo puesto en el Mundial.
Antes del arranque de esta temporada, Fernando había subido por última vez al cajón el 21 de noviembre de 2021, al acabar tercero en el entonces debutante Gran Premio de Qatar, que ganó el inglés Lewis Hamilton por delante de Verstappen, que este año festejó precisamente en ese país, de forma matemática y en el circuito de Lusail, su tercer título mundial seguido.
Un año y casi cuatro meses habían pasado entre ese podio de Qatar y el primero de los ocho que lleva ya con su nuevo equipo, Aston Martin. Pero entre los podios 97 y 98 del genial piloto asturiano -también campeón Mundial de Resistencia (WEC), la ‘super-temporada’ 2018-19, con Toyota, para la que ganó (dos veces) las 24 Horas de Le Mans (Francia)- tuvieron que pasar siete años y casi cuatro meses.
Antes de acabar tercero en noviembre de 2021 en Lusail, Alonso había subido por última vez al podio en el Hungaroring -el escenario de su primer triunfo, en 2003-, donde había concluido segundo el Gran Premio de Hungría de 2014, en julio de ese año.
Este domingo, Alonso -32 veces victorioso en la categoría reina- acabó tercero de nuevo en el Autódromo Jose Carlos Pace de Sao Paulo, que albergó la quincuagésima carrera de F1 en Brasil y que seguirá en el calendario, como mínimo, hasta 2030, según se anunció el pasado viernes.
Lo hizo recordando otra carrera épica, el Gran Premio de San Marino de 2005, que ganó en Imola (Italia) tras controlar las reiteradas embestidas, asimismo en las últimas vueltas, del séptuple campeón del mundo alemán Michael Schumacher; al que acabaría destronando ese año.
Esta vez la exhibición fue para un premio menor, pero en un gesta igual de superlativa: conteniendo a ‘Checo’ y a su Red Bull -que hace mes y medio revalidó el título de constructores-, un coche superior que lo rebasó en la penúltima vuelta y del que recuperó la tercera plaza en la cuarta de las quince curvas del último de los 71 giros de la prueba. Para cruzar la meta casi con una ‘foto finish’. Con 53 milésimas sobre el bravo piloto tapatío.
Alonso recuperó, además, el cuarto puesto del Mundial, que ocupa ahora con 198 puntos, tres más que Norris, que es quinto; y con seis de ventaja sobre su compatriota Carlos Sainz (Ferrari), que, al acabar sexto este domingo, bajó a la sexta plaza de la general.