Por Andrés Oppenheimer
BUENOS AIRES — A juzgar por el desempeño mejor que el esperado del partido del presidente Mauricio Macri en las elecciones primarias del 13 de agosto y por lo que me dijo el mandatario en una entrevista, hay razones para ser moderadamente optimistas sobre la Argentina.
Macri ganó en la mayoría de las principales provincias en las primarias del 13 de agosto para candidatos al Congreso, que son vistas como un adelanto de lo que podría suceder en las elecciones claves para el Congreso que se celebrarán el 22 de octubre.
Si el partido Cambiemos de Macri gana en octubre, aumentaría su bloque minoritario en el Congreso, y podía aprobar reformas económicas cruciales con partidos aliados y legisladores moderados de la oposición.
Lo que es más importante aún, una victoria de Macri en octubre ayudaría a disipar los temores de la comunidad empresarial de un regreso político por la ex presidente populista Cristina Fernández de Kirchner. Tales temores han frenado las inversiones y han contribuido a un crecimiento más lento de lo esperado desde que Macri asumió el poder en 2015.
La ex presidente Fernández, una aliada del régimen izquierdista de Venezuela, se postula como senadora por un distrito muy poblado de la provincia de Buenos Aires, pero no le fue muy bien en estas elecciones primarias. Considerando que es una de las figuras más conocidas de Argentina, si no la más conocida, su empate estadístico con un ex ministro de educación de Macri no fue una señal de fuerza. Aunque gane por un ápice el conteo final de fotos, no le fue muy bien.
En una entrevista el 7 de agosto en su despacho, Macri me dijo que espera ganar las elecciones de octubre “por un buena diferencia”. Refiriéndose a la ex presidente Fernández, Macri dijo que “a nivel nacional, ella va a ser difícil que llegue al 15 por ciento de los votos totales”.
Agregó que el populismo de Fernández “es una etapa superada”, y que en octubre los argentinos van a “aprovechar para decirle al mundo y decirnos a nosotros mismos que aprendimos de nuestros errores”, y que Argentina volverá a ser un país previsible, que genere confianza.
Si Macri logrará restaurar la confianza internacional en un país que dejó de pagar su deuda externa tan recientemente como en 2001 es una pregunta abierta. Pero, con un bloque más grande en el Congreso y una mayor fuerza política para negociar con los gobernadores de la oposición, Macri podría lograr aprobar importantes reformas laborales e impositivas.
Eso, y una economía que está dando señales de empezar a crecer, podría ayudar a Macri a ser reelecto en 2019, y a crear condiciones para más inversiones a largo plazo. Macri me dijo que si su partido gana en octubre, como él espera, invitará a gobernadores moderados de la oposición peronista a firmar un acuerdo nacional para llevar a cabo políticas económicas consensuadas y a largo plazo, siguiendo el ejemplo del Pacto de la Moncloa de 1978 en España.
Argentina tiene que “discutir un programa a 20 años”, me dijo Macri. “Argentina siempre observó con envidia el acuerdo de la Moncloa española, y yo creo que llegó la hora de hacerlo”.
Agregó que “hay muchos gobernadores con los que vengo hablando que dicen que sí, que puede ser necesario que realmente hagamos un acuerdo nacional sobre bases más sólidas pensando en el largo plazo, y que cambie la historia definitivamente”.
Mi opinión: Si Macri gana las elecciones legislativas de octubre, como ahora parece probable, tendrá una oportunidad de oro de romper la larga historia de auges y caídas que han convertido a Argentina en un ejemplo clásico de un país inmensamente rico, y arruinado por el populismo y la incertidumbre política.
Así como la ex presidente Fernández desperdició la mayor bonanza de exportaciones de materias primas de la historia reciente de la Argentina, Macri perdería la mayor oportunidad de este país en mucho tiempo si gana en octubre y no negocia el acuerdo nacional del que está hablando ahora. Si no lo hace, la Argentina continuará siendo el país impredecible y poco confiable que venido siendo durante mucho tiempo.