Andres Oppenheimer
¡Qué ironía!
El Presidente Donald Trump está ordenando el arresto de inmigrantes indocumentados sin antecedentes penales que realizan trabajos que los estadounidenses no quieren hacer, mientras excarcela los manifestantes violentos que atacaron el Capitolio el 6 de enero de 2021 y fueron condenados por herir a decenas de agentes del orden.
Ya lo sé, Trump dice que su plan de deportaciones masivas se centra en indocumentados que han cometido delitos graves.
La mayoría de los estadounidenses están de acuerdo con la deportación de extranjeros peligrosos, y con razón.
Sin embargo, muchos de los que están siendo detenidos son trabajadores que no han cometido ningún delito grave.
Para que quede claro, la mayoría de los expertos en inmigración coinciden en que ser un inmigrante indocumentado es un delito civil, no criminal, a menos que la persona haya sido deportada anteriormente y haya vuelto a ingresar a los Estados Unidos ilegalmente.
Por ejemplo, en las redadas del 26 de enero, los agentes de inmigración detuvieron a 613 personas con antecedentes penales y a 566 sin antecedentes penales, según reportaron la cadena NBC News y el diario The Wall Street Journal.
En una redada realizada el 23 de enero en Ocean Seafood Depot, un mercado de mariscos en Newark, Nueva Jersey, donde los trabajadores limpian y venden mariscos, los agentes arrestaron a tres trabajadores, según testigos.
“Ninguna de estas personas eran violadores, asesinos o criminales”, dijo más tarde el alcalde de Newark, Ras Baraka. El alcalde acusó a la agencia de Inmigración Control de Aduanas, ICE, de detener tanto a residentes indocumentados como a ciudadanos estadounidenses.
Uno de los detenidos era un veterano del ejército de Estados Unidos “que sufrió la indignidad de que se cuestionara la legitimidad de su documentación militar”, agregó Baraka.
La respuesta de la administración Trump parece ser que las detenciones de indocumentados que no han cometido delitos graves son “daños colaterales” en el proceso de arresto de criminales.
En una declaración sobre la redada de Newark, ICE dijo que la agencia inmigratoria “puede encontrarse con ciudadanos estadounidenses mientras realiza su trabajo de campo y puede solicitar una identificación para establecer la identidad de un individuo”.
No hace falta ser un experto para especular que las detenciones de trabajadores manufactureros, lavaplatos de restaurantes, limpiadores de casas, niñeras y jardineros se dispararán en los próximos meses, a medida que no encuentren a más inmigrantes con antecedentes penales.
Trump ha dicho que quiere deportar a la mayoría de los aproximadamente 11 a 13 millones de inmigrantes no autorizados, pero se estima que solo 650,000 de ellos tienen antecedentes penales.
Ya anunció que quiere deportar a cientos de miles de venezolanos que huyeron de la dictadura de Nicolás Maduro, a pesar de que los exiliados venezolanos votaron por el masivamente.
Al mismo tiempo, pocos días atrás, el gobierno de Trump aumentó las metas de arrestos diarios para los funcionarios de inmigración, según informó The Washington Post. Bajo las nuevas cuotas, cada oficina de la agencia ICE ahora tendrá que cumplir con un objetivo de 75 arrestos diarios, o alrededor de 1,000 a 1,500 en todo el país.
Hay que preguntarse si la “emergencia nacional” de Trump por la “invasión” de indocumentados no es una distracción para hacernos olvidar que había prometido frenar la inflación y poner fin a la guerra en Ucrania el primer día de su presidencia, sino antes.
En rigor, el flujo de inmigrantes indocumentados cayó en más del 70 por ciento en los últimos meses de 2024, según cifras de la Patrulla Fronteriza.
Además, la economía estadounidense necesita más inmigrantes. Según la Cámara de Comercio de Estados Unidos, en parte debido a la caída de la tasa de natalidad, hay un déficit de 1.2 millones de trabajadores en el país. Sin inmigrantes, los costos laborales aumentarán, y subirá la inflación.
En suma, está bien deportar a criminales peligrosos, pero lo que hace falta es una una reforma migratoria.
Detener a trabajadores que limpian langostinos al tiempo que se libera y perdona a quienes atacaron a policías el 6 de enero en el Capitolio es moralmente cuestionable, y económicamente disparatado.