Redacción Deportes (EE.UU.), (EFE).- De promesa a realidad, de Carlitos a Carlos, de aspirante a campeón. Con solo 18 años, Carlos Alcaraz se proclamó vencedor del Abierto de Miami y se convirtió así en el tenista más joven en ganar este Masters 1000 y en el primer español en triunfar en el cuadro masculino.
Alcaraz, número 16 del mundo, derrotó al noruego Casper Ruud, que ocupa la octava posición de la ATP, por 7-5 y 6-4 en una hora y 52 minutos.
Derribando barreras a una velocidad fascinante, Alcaraz se convirtió además en el tercer tenista más joven en vencer en un Masters 1000 solo por detrás de Michael Chang y su compatriota Rafa Nadal.
Nada más coronarse con el triunfo más importante hasta ahora de su carrera, Alcaraz se abrazó con su entrenador Juan Carlos Ferrero, que había que había llegado a última hora hasta Miami para acompañarle después del fallecimiento de su padre.
“Eduardo, siempre con nosotros”, escribió Alcaraz en una cámara como homenaje al padre de su entrenador.
Alcaraz acabó además con la “maldición” española en Miami, donde su país había perdido ocho finales masculinas (Rafa Nadal cinco veces, David Ferrer, Carlos Moyá y Sergi Bruguera, mientras que en el cuadro femenino sí ganó Arantxa Sánchez Vicario en 1992 y 1993).
El triunfo de Miami culmina una ascensión impresionante para el murciano, que, con permiso de Nadal, está siendo la gran sensación del tenis mundial en 2022.
En los últimos meses, este asombroso joven alcanzó los cuartos de final del Abierto de Estados Unidos en 2021, ganó sus dos primeros títulos (Umag 2021 y Río de Janeiro 2022) y perdió las semifinales de Indian Wells hace dos semanas contra Nadal.
Alcaraz será el número 11 de la ATP la semana que viene y ya se postula en mayúsculas como heredero en un circuito ávido de un relevo generacional al trío estelar formado por Rafa Nadal, Roger Federer y Novak Djokovic.
RESISTENCIA Y GLORIA
En una final disputada con mucho calor y humedad y una notable presencia de fans hispanos para apoyar a Alcaraz, Ruud comenzó de manera arrolladora.
Preciso y muy concentrado, el noruego dominó su saque con claridad y rompió el servicio de un Alcaraz que parecía algo tenso y que cometió demasiados errores con su derecha en el arranque (0-3 en 12 minutos).
Muy agresivo y con una gran movilidad, Ruud ponía mucha presión en el servicio de Alcaraz, pero el murciano empezó a quitarse los nervios de encima poco a poco.
Alcaraz tuvo una bola de ‘break’ para equilibrar el set, pero no pudo concretarla porque no parecía el día de su dejada, un golpe que le había funcionado de maravilla tanto en Indian Wells como en Miami (1-4).
Sí lo consiguió en el siguiente servicio de Ruud, donde Alcaraz por fin mostró detalles de ese joven dominador, con una gran confianza y muy suelto en su juego que ha dejado en ‘shock’ a todo el mundo (3-4).
Alcaraz desplegó una mayor profundidad y potencia en sus golpes hasta que llegó el momento clave de la primera manga.
Con 5-5, se colocó con 15-40 tras una fantástica derecha cruzada, se anotó la rotura con un error de un Ruud dubitativo (6-5) y finiquitó el set desde su saque con un inmenso remate para culminar un meritorio ejercicio de resistencia y remontada (7-5 en una hora y 2 minutos)
Nada quedaba de ese Alcaraz timorato del inicio del partido.
Su derecha era un martillo, su saque ganaba en fiabilidad y su dejada volvía a brillar en los momentos más inesperados.
En cambio, a Ruud se le amontonaban los interrogantes, quizá con el recuerdo todavía fresco de su sólido comienzo, y perdió su servicio en el primer turno del segundo set ante un Alcaraz que no dejaba de crecer.
Mientras Ruud fracasaba en sus temerarias subidas a la red, Alcaraz alternaba su contundencia en el fondo de la pista con cambios de ritmo que fundían a su rival.
El de El Palmar era claramente el amo del partido y regalaba muestras de extraordinaria calidad como una impresionante derecha cruzada a la carrera que le dio su se segunda rotura mientras gritaba al cielo de Miami (3-0).
Ruud no se iba a rendir fácilmente.
Tras desperdiciar cinco bolas de ‘break’, el noruego rompió el servicio del español y aseguró su saque en busca de una remontada milagrosa (3-2).
No perdió el hilo Alcaraz con esa amenaza y tampoco con el parón médico por problemas en la espalda de Ruud.
El español desplegó una gran firmeza en su saque y, con una volea, cerró tirado en el suelo y con las manos en la cabeza la victoria más importante de una carrera que ya apunta al infinito.
David Villafranca