Redacción Deportes (EE.UU.).- No estaba siendo un buen año para Álex Palou pero Laguna Seca, donde ha ganado con una enorme autoridad, ha sido testigo del presente y futuro del piloto español, que ahora deja la duda de si se le verá demostrar su valía en la IndyCar o subido a un monoplaza de Fórmula Uno.
En la última prueba del campeonato de la IndyCar, ya sin opciones de revalidar el título que logró en 2021, Palou se impuso con claridad, pero dejó interrogantes alrededor de su futuro.
“Veremos qué pasa. Quiero disfrutar del momento ahora y veremos qué pasa”, afirmó en la retransmisión estadounidense.
Él ya ha hablado en el circuito y ahora serán los despachos y los abogados quienes marquen el siguiente capítulo de su carrera.
Tras un 2021 que culminó con el campeonato, este año bajó su nivel y, pese a no haber perdido opciones matemáticas de revalidar el título hasta la penúltima carrera (Portland), lo cierto es que se habló más en los medios de la duplicidad de contrato que de sus triunfos en el asfalto.
El balance de esta temporada fue decepcionante: de ganar tres carreras y lograr otros cinco podios en 2021 pasó a no imponerse en ningún gran premio hasta la última prueba y a subirse en otras cinco ocasiones al cajón en este año.
Finalmente, Palou quedó cuarto en la clasificación general (empatado con Scott McLaughlin) con 510 puntos, 50 menos que el campeón, el australiano Will Power.
FUTURO POR DECIDIR
Es habitual el flujo de pilotos entre Fórmula Uno e IndyCar, pero cuando aterrizan en Estados Unidos suele ser como una segunda etapa para alargar su carrera.
Hay muchos ejemplos en el presente campeonato de la IndyCar que han seguido este camino como Marcus Ericsson, Alexander Rossi, Romain Grosjean, Simon Pagenaud o Takuma Sato.
Lo que nunca se había visto hasta ahora era una duplicidad de contrato entre dos escuderías de ambas competiciones con un mismo piloto.
Fue el pasado 12 de julio cuando estallaba la polémica con el anuncio por parte de Chip Ganassi de la renovación de Alex Palou hasta 2023, que vino acompañado del desmentido casi inmediato en Twitter del piloto español y el anuncio, poco después, de McLaren detallando su contratación.
Esta novela de suspense en tiempo récord se explicó poco después por una cláusula en el contrato entre Palou y Chip Ganassi, con la que el equipo se guardaba el derecho de renovar unilateralmente por un año y que McLaren afirmó desconocer.
El embrollo tuvo su continuidad con un silencio marcado por todas las partes, como si se hubiera convertido en un tema tabú en los circuitos de la IndyCar.
El propio Palou evitó responder a esta pregunta e incluso en Laguna Seca, tras ganar la carrera, se mostró educado y respetuoso con ambas escuderías.
Sin embargo, fue evidente el bajón de rendimiento de Palou desde que saltó la polémica y fue perdiendo poco a poco sus opciones de revalidar el título.
Desde la carrera de Toronto a mediados de julio y sin contar este oasis en forma de victoria en Laguna Seca, Palou solo consiguió un podio y tuvo problemas en cada prueba para terminar entre los diez primeros.
En el caso de dar el salto al gran circo, Palou no tendría todavía garantizado un volante como titular con McLaren sino como piloto de pruebas.
Además de Palou, hay tres pilotos más en el presente campeonato de IndyCar cuyos nombres han sido relacionados con alguna escudería de Fórmula Uno.
Colton Herta, de 22 años, es el mejor posicionado para ser el próximo piloto estadounidense en esta categoría.
Lo de Herta parece cuestión de tiempo ya que su propio jefe, Michael Andretti, está tratando de hacerse con un equipo de Fórmula Uno y querría llevarle con él. Además, su primera victoria en la IndyCar fue en el Circuito de las Américas, trazado que fue diseñado específicamente para la Fórmula Uno.
El mexicano Pato O’Ward, que ya ha probado con un monoplaza McLaren, y el novato Callum Ilott son los otros nombres con más posibilidades de recalar en la Fórmula Uno en el corto plazo.