Ciudad de México, (EFE).- Tras poco más de dos años del arrollador éxito de “Roma”, su protagonista, la actriz y activista mexicana Yalitza Aparicio, regresa a los estudios de grabación para el rodaje de su segunda producción fílmica, que será de terror.
La película es dirigida por el mexicano Luis Mandoki, autor de títulos como “Voces inocentes” (2004) y “Cuando un hombre ama a una mujer” (1994), y lleva el título de “Presencias”.
Grabada en el municipio de Tlalpujahua, en el occidental estado de Michoacán, la producción sigue la historia de un hombre que vivirá sucesos extraños en una cabaña ubicada en el bosque luego de la muerte de su esposa.
En un video compartido por la Secretaría de Turismo y en el que está cubierta con una careta para protegerse del coronavirus, Aparicio se dice “feliz” de estar en Tlalpujahua.
“Es un lugar maravilloso y he tenido la oportunidad de recorrer algunos lugares que están aquí cerca. Ya subí al mirador, ya fui a la mina, y ha estado todo increíble”, subraya.
El elenco del filme también lo conforma el actor mexicano Damián Alcázar, conocido por su participación en “La ley de Herodes” (2000).
Desde la ceremonia de los premios Óscar en 2019, para los que estuvo nominada a mejor actriz, la expectativa en torno al rumbo profesional que Aparicio tomaría en el ámbito de la actuación ha sido una constante.
Durante el proceso de promoción de la película del multigalardonado director Alfonso Cuarón, la actriz originaria de Tlaxiaco, Oaxaca, que en ese entonces había estudiado para ser maestra, recibió duras críticas y halagos del público y gente de la industria.
Además de haber sido señalada de forma racista en diversas ocasiones, Aparicio fue atacada por no estudiar actuación y haber llegado a premiaciones de talla internacional acompañada de la actriz Marina de Tavira.
Aparicio se ha mantenido presente como activista e impulsora de los derechos de las mujeres, y actualmente es embajadora de buena voluntad de la Unesco.
La actriz también cuenta con un canal de Youtube en el que muestra una cara personal y poco conocida de ella, que le ha servido como plataforma para dar a conocer su cultura, el talento de mujeres indígenas y hablar de temas sociales.